46 Versículos de la Biblia sobre la respuesta de Dios a las oraciones

Versículos Más Relevantes

Salmos 66:19

Mas ciertamente me oyó Dios; Antendió á la voz de mi súplica.

Salmos 143:1

Salmo de David. OH Jehová, oye mi oración, escucha mis ruegos: Respóndeme por tu verdad, por tu justicia.

Salmos 34:17

Clamaron los justos, y Jehová oyó, Y librólos de todas sus angustias.

Job 35:13

Ciertamente Dios no oirá la vanidad, Ni la mirará el Omnipotente.

1 Reyes 18:24

Invocad luego vosotros en el nombre de vuestros dioses, y yo invocaré en el nombre de Jehová: y el Dios que respondiere por fuego, ése sea Dios. Y todo el pueblo respondió, diciendo: Bien dicho.

Salmos 17:6

Yo te he invocado, por cuanto tú me oirás, oh Dios: Inclina á mí tu oído, escucha mi palabra.

Apocalipsis 8:4

Y el humo del incienso subió de la mano del ángel delante de Dios, con las oraciones de los santos.

Salmos 69:13

Empero yo enderezaba mi oración á ti, oh Jehová, al tiempo de tu buena voluntad: Oh Dios, por la multitud de tu misericordia, Por la verdad de tu salud, óyeme.

1 Juan 5:15

Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que demandáremos, sabemos que tenemos las peticiones que le hubiéremos demandado.

Daniel 9:23

Al principio de tus ruegos salió la palabra, y yo he venido para enseñártela, porque tú eres varón de deseos. Entiende pues la palabra, y entiende la visión.

1 Reyes 8:29

Que estén tus ojos abiertos de noche y de día sobre esta casa, sobre este lugar del cual has dicho: Mi nombre estará allí; y que oigas la oración que tu siervo hará en este lugar.

Daniel 9:20

Aun estaba hablando, y orando, y confesando mi pecado y el pecado de mi pueblo Israel, y derramaba mi ruego delante de Jehová mi Dios por el monte santo de mi Dios;

1 Reyes 8:28

Con todo, tú atenderás á la oración de tu siervo, y á su plegaria, oh Jehová Dios mío, oyendo propicio el clamor y oración que tu siervo hace hoy delante de ti:

Nehemías 2:4

Y díjome el rey: ¿Qué cosa pides? Entonces oré al Dios de los cielos,

Daniel 10:12

Y díjome: Daniel, no temas: porque desde el primer día que diste tu corazón á entender, y á afligirte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y á causa de tus palabras yo soy venido.

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