'Extranjero' en la Biblia
Cuando labrares la tierra, no te volverá a dar su fuerza: errante y extranjero serás en la tierra.
Y de edad de ocho días será circuncidado todo varón entre vosotros en vuestras generaciones; el nacido en casa, y el comprado por dinero de cualquier extranjero, que no fuere de tu simiente.
Y todos los varones de su casa, el siervo nacido en casa, y el comprado por dinero del extranjero, fueron circuncidados con él.
Por siete días no se hallará levadura en vuestras casas, porque cualquiera que comiere leudado, así extranjero como natural del país, aquella alma será cortada de la congregación de Israel.
Mas si algún extranjero peregrinare contigo, y quisiere hacer la pascua a Jehová, séale circuncidado todo varón, y entonces se llegará a hacerla, y será como el natural de la tierra; pero ningún incircunciso comerá de ella.
La misma ley será para el natural, y para el extranjero que peregrinare entre vosotros.
pero el séptimo día es el sábado de Jehová tu Dios: no harás en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu ganado, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas.
Y al extranjero no engañarás, ni angustiarás, porque extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto.
Y no angustiarás al extranjero: pues vosotros sabéis cómo se halla el alma del extranjero, ya que extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto.
Seis días harás tus trabajos, y al séptimo día reposarás, a fin que descanse tu buey y tu asno, y tome refrigerio el hijo de tu sierva, y el extranjero.
Y comerán aquellas cosas con las cuales se hizo expiación, para consagrarlos y santificarlos; mas el extranjero no comerá de ello, porque es cosa santa.
Y esto tendréis por estatuto perpetuo: En el mes séptimo, el día diez del mes, afligiréis vuestras almas, y ninguna obra haréis, ni el natural ni el extranjero que peregrina entre vosotros;
Por tanto, he dicho a los hijos de Israel: Ninguna persona de vosotros comerá sangre, ni el extranjero que peregrina entre vosotros comerá sangre.
Vosotros, pues, guardad mis estatutos y mis decretos, y no hagáis ninguna de todas estas abominaciones; ni el natural ni el extranjero que peregrina entre vosotros.
Y no rebuscarás tu viña, ni recogerás los granos caídos de tu viña; para el pobre y para el extranjero los dejarás: Yo Jehová vuestro Dios.
Y cuando el extranjero morare contigo en vuestra tierra, no le oprimiréis.
Como a un natural de vosotros tendréis al extranjero que peregrinare entre vosotros; y lo amarás como a ti mismo; porque peregrinos fuisteis en la tierra de Egipto: Yo Jehová vuestro Dios.
Y de mano de hijo de extranjero no ofreceréis el pan de vuestro Dios de todas estas cosas; porque su corrupción está en ellas: hay en ellas falta, no se os aceptarán.
Y cuando segareis la mies de vuestra tierra, no segaréis hasta el último rincón de tu campo, ni espigarás tu siega; para el pobre, y para el extranjero la dejarás: Yo Jehová vuestro Dios.
Y el que blasfemare el nombre de Jehová, ha de ser muerto; toda la congregación lo apedreará; así el extranjero como el natural, si blasfemare el nombre de Jehová, que muera.
Un mismo derecho tendréis; como el extranjero, así será el natural; porque yo soy Jehová vuestro Dios.
Mas el sábado de la tierra os será para comer; para ti, y para tu siervo, y para tu sierva, y para tu criado, y para tu extranjero que morare contigo:
Y cuando tu hermano empobreciere, y se asilare a ti, tú lo ampararás; como peregrino y extranjero vivirá contigo.
Como siervo, como extranjero estará contigo; hasta el año del jubileo te servirá.
Y si el peregrino o extranjero que está contigo se enriqueciere, y tu hermano que está con él empobreciere, y se vendiere al peregrino o extranjero que está contigo, o a alguno de la familia del extranjero;
Y si un extranjero morare con vosotros, y celebrare la pascua a Jehová, conforme al rito de la pascua y conforme a sus leyes así la celebrará; un mismo rito tendréis, así el extranjero como el natural de la tierra.
Y cuando habitare con vosotros extranjero, o cualquiera que estuviere entre vosotros por vuestras edades, si hiciere ofrenda encendida de olor grato a Jehová, como vosotros hiciereis, así hará él.
Un mismo estatuto tendréis, para vosotros de la congregación y para el extranjero que mora con vosotros; estatuto que será perpetuo por vuestras generaciones; como vosotros, así será el extranjero delante de Jehová.
Una misma ley y un mismo derecho tendréis, vosotros y el extranjero que mora con vosotros.
Y será perdonado a toda la congregación de los hijos de Israel, y al extranjero que peregrina entre ellos, por cuanto es yerro de todo el pueblo.
El natural entre los hijos de Israel, y el extranjero que habitare entre ellos, una misma ley tendréis para el que hiciere algo por yerro.
Mas la persona que hiciere algo con altivez, así el natural como el extranjero, a Jehová injurió; y tal persona será cortada de en medio de su pueblo.
Se juntarán, pues, contigo, y tendrán el cargo del tabernáculo de la congregación en todo el servicio del tabernáculo; ningún extranjero se ha de llegar a vosotros.
Y el que recogió las cenizas de la vaca, lavará sus vestiduras, y será inmundo hasta la tarde: y será para los hijos de Israel, y para el extranjero que peregrina entre ellos, por estatuto perpetuo.
Y entonces mandé a vuestros jueces, diciendo: Oíd las querellas entre vuestros hermanos, y juzgad justamente entre el hombre y su hermano, y el extranjero que está con él.
Mas el séptimo día es el sábado de Jehová tu Dios: no harás en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu buey, ni tu asno, ni ningún animal tuyo, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas; para que descanse tu siervo y tu sierva como tú.
Que hace justicia al huérfano y a la viuda; que ama también al extranjero dándole pan y vestido.
Amaréis, pues, al extranjero; porque extranjeros fuisteis vosotros en tierra de Egipto.
Ninguna cosa mortecina comeréis: al extranjero que está en tus poblaciones la darás, y él la comerá: o véndela al extranjero; porque tú eres pueblo santo a Jehová tu Dios. No cocerás el cabrito en la leche de su madre.
Y vendrá el levita, que no tiene parte ni heredad contigo, y el extranjero, el huérfano y la viuda que hubiere en tus poblaciones, y comerán y serán saciados; para que Jehová tu Dios te bendiga en toda obra de tus manos que hicieres.
Del extranjero demandarás el reintegro: mas lo que tu hermano tuviere tuyo, lo perdonará tu mano;
Y te alegrarás delante de Jehová tu Dios, tú, y tu hijo, y tu hija, y tu siervo, y tu sierva, y el levita que estuviere en tus ciudades, y el extranjero, y el huérfano, y la viuda, que estuvieren en medio de ti, en el lugar que Jehová tu Dios hubiere escogido para hacer habitar allí su nombre.
Y te alegrarás en tus fiestas solemnes, tú, y tu hijo, y tu hija, y tu siervo, y tu sierva, y el levita, y el extranjero, y el huérfano, y la viuda, que están en tus poblaciones.
Sin duda pondrás por rey sobre ti al que Jehová tu Dios escogiere; de entre tus hermanos pondrás rey sobre ti: no podrás poner sobre ti hombre extranjero, que no sea tu hermano.
No aborrecerás al idumeo, pues es tu hermano; no aborrecerás al egipcio, porque extranjero fuiste en su tierra.
Podrás cobrar interés a un extranjero, pero a tu hermano no le cobrarás interés, para que te bendiga Jehová tu Dios en toda obra de tus manos sobre la tierra a la cual entras para poseerla.
Cuando segares tu mies en tu campo y olvidares alguna gavilla en el campo, no regresarás a tomarla; será para el extranjero, para el huérfano y para la viuda; para que te bendiga Jehová tu Dios en toda obra de tus manos.
Cuando sacudieres tus olivos, no recorrerás las ramas que hayas dejado tras de ti; serán para el extranjero, para el huérfano y para la viuda.
Cuando vendimiares tu viña, no rebuscarás tras de ti; será para el extranjero, para el huérfano y para la viuda.
Y te alegrarás con todo el bien que Jehová tu Dios te hubiere dado a ti y a tu casa, tú y el levita, y el extranjero que está en medio de ti.
Cuando hubieres acabado de diezmar todo el diezmo de tus frutos en el año tercero, el año del diezmo, darás también al levita, al extranjero, al huérfano y a la viuda; y comerán en tus villas, y se saciarán.
Y dirás delante de Jehová tu Dios: Yo he sacado lo consagrado de mi casa, y también lo he dado al levita, y al extranjero, y al huérfano, y a la viuda, conforme a todos tus mandamientos que me ordenaste; no he traspasado tus mandamientos ni me he olvidado de ellos.
Maldito el que torciere el derecho del extranjero, del huérfano, y de la viuda. Y dirá todo el pueblo: Amén.
El extranjero que esté en medio de ti se elevará sobre ti muy alto, y tú descenderás muy bajo.
Y dirá la generación venidera, vuestros hijos que vendrán después de vosotros, y el extranjero que vendrá de lejanas tierras, cuando vieren las plagas de esta tierra, y sus enfermedades de que Jehová la hizo enfermar
Éstas fueron las ciudades señaladas para todos los hijos de Israel, y para el extranjero que habitase entre ellos, para que pudiese huir a ellas cualquiera que hiriese hombre por accidente, y no muriese por mano del vengador de la sangre, hasta que compareciese delante de la congregación.
Y David dijo a aquel joven que le había traído las nuevas: ¿De dónde eres tú? Y él respondió: Yo soy hijo de un extranjero, amalecita.
Y dijo el rey a Itai geteo: ¿Para qué vienes tú también con nosotros? Vuélvete y quédate con el rey; porque tú eres extranjero, y desterrado también de tu lugar.
Asimismo el extranjero, que no es de tu pueblo Israel, que viniere de lejanas tierras a causa de tu nombre
escucha tú en el cielo, en la habitación de tu morada, y haz conforme a todo aquello por lo cual el extranjero clamare a ti; para que todos los pueblos de la tierra conozcan tu nombre, y te teman, como tu pueblo Israel, y entiendan que tu nombre es invocado sobre esta casa que yo edifiqué.
Y también al extranjero que no fuere de tu pueblo Israel, que hubiere venido de lejanas tierras a causa de tu grande nombre, y de tu mano fuerte, y de tu brazo extendido, si vinieren, y oraren en esta casa,
entonces escucha tú desde los cielos, desde el lugar de tu morada, y haz conforme a todas las cosas por las cuales hubiere clamado a ti el extranjero; para que todos los pueblos de la tierra conozcan tu nombre, y te teman así como tu pueblo Israel, y sepan que tu nombre es invocado sobre esta casa que yo he edificado.
Los limpié, pues, de todo extranjero, y puse a los sacerdotes y levitas por sus clases, a cada uno en su obra;
El extranjero no pasaba fuera la noche; mis puertas abría al caminante.
He venido a ser extraño a mis hermanos, y extranjero a los hijos de mi madre.
A la viuda y al extranjero matan, y a los huérfanos quitan la vida.
Y el hijo del extranjero, que se ha adherido a Jehová, no hable diciendo: Jehová me apartó totalmente de su pueblo. Ni diga el eunuco: He aquí yo soy árbol seco.
y no oprimiereis al extranjero, al huérfano, y a la viuda, ni en este lugar derramareis la sangre inocente, ni anduviereis en pos de dioses ajenos para mal vuestro;
Así dice Jehová: Haced juicio y justicia, y librad al oprimido de mano del opresor, y no engañéis, ni robéis al extranjero, ni al huérfano, ni a la viuda, ni derraméis sangre inocente en este lugar.
Despreciaron en ti al padre y a la madre; al extranjero trataron con violencia en medio de ti; y despojaron en ti al huérfano y a la viuda.
El pueblo de la tierra usaba de opresión y cometía robo, y al pobre y menesteroso hacían violencia, y al extranjero oprimían sin derecho.
Así dice Jehová el Señor: Ningún hijo de extranjero, incircunciso de corazón e incircunciso de carne, entrará en mi santuario, de todos los hijos de extranjeros que están entre los hijos de Israel.
Y será que en la tribu en que peregrinare el extranjero, allí le daréis su heredad, dice Jehová el Señor.
No oprimáis a la viuda, ni al huérfano, ni al extranjero, ni al pobre; ni ninguno piense mal en su corazón contra su hermano.
Y vendré a vosotros a juicio; y seré pronto testigo contra los hechiceros y adúlteros; y contra los que juran mentira, y los que defraudan en su salario al jornalero, a la viuda y al huérfano, y contra los que privan de su derecho al extranjero, no teniendo temor de mí, dice Jehová de los ejércitos.
Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui extranjero, y me recogisteis;
¿Y cuándo te vimos extranjero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos?
fui extranjero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis.
Entonces también ellos le responderán, diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, o sediento, o extranjero, o desnudo, o enfermo, o en la cárcel, y no te servimos?
¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero?
Al oír esta palabra, Moisés huyó, y se hizo extranjero en tierra de Madián, donde engendró dos hijos.
Y les dijo: Vosotros sabéis que es abominable a un varón judío juntarse o acercarse a extranjero; pero Dios me ha mostrado que a ningún hombre llame común o inmundo;
Pero si yo ignoro el significado de lo que se dice, seré extranjero al que habla, y el que habla será extranjero para mí.
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