He aquí, yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela, y guarda sus vestiduras, para que no ande desnudo, y vean su vergüenza.

Yo te amonesto que de mí compres oro afinado en fuego, para que seas hecho rico, y seas vestido de vestiduras blancas, para que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas.

Velad pues, porque no sabéis á qué hora ha de venir vuestro Señor.

Y viendo Moisés que el pueblo estaba despojado, porque Aarón lo había despojado para vergüenza entre sus enemigos,

Descubierta será tu vergüenza, y tu deshonor será visto: tomaré venganza, y no encontraré hombre.

Por tanto, he aquí que yo junto todos tus enamorados con los cuales tomaste placer, y todos los que amaste, con todos los que aborreciste; y reunirélos contra ti alrededor, y descubriréles tu vergüenza, y verán toda tu torpeza.

No sea que yo la despoje desnuda, y la haga tornar como el día en que nació, y la ponga como un desierto, y la deje como tierra seca, y la mate de sed.

Ay del que da de beber á sus compañeros, que les acercas tu hiel y embriagas, para mirar sus desnudeces!

Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del hombre ha de venir.

Velad y orad, para que no entréis en tentación: el espíritu á la verdad está presto, mas la carne enferma.

Mirad, velad y orad: porque no sabéis cuándo será el tiempo.

Velad y orad, para que no entréis en tentación: el espíritu á la verdad es presto, mas la carne enferma.

Bienaventurados aquellos siervos, á los cuales cuando el Señor viniere, hallare velando: de cierto os digo, que se ceñirá, y hará que se sienten á la mesa, y pasando les servirá.

Velad pues, orando en todo tiempo, que seáis tenidos por dignos de evitar todas estas cosas que han de venir, y de estar en pie delante del Hijo del hombre.

Por tanto, velad, acordándoos que por tres años de noche y de día, no he cesado de amonestar con lágrimas á cada uno.

Puesto que en verdad habremos sido hallados vestidos, y no desnudos.

Porque vosotros sabéis bien, que el día del Señor vendrá así como ladrón de noche,

Por tanto, no durmamos como los demás; antes velemos y seamos sobrios.

Mas el fin de todas las cosas se acerca: sed pues templados, y velad en oración.

Mas el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella están serán quemadas.

Acuérdate pues de lo que has recibido y has oído, y guárda lo, y arrepiéntete. Y si no velares, vendré á ti como ladrón, y no sabrás en qué hora vendré á ti.

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