Con un poco de ira escondí mi rostro de ti por un momento; mas con misericordia eterna tendré compasión de ti, dijo tu Redentor, el SEÑOR.

Porque tu marido será tu Hacedor; el SEÑOR de los ejércitos es su nombre; y tu Redentor, el Santo de Israel, Dios de toda la tierra será llamado.

Inclinad vuestros oídos, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma. Y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David.

¿Hasta cuándo, SEÑOR? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?

No escondas tu rostro de mí, no apartes con ira a tu siervo; mi ayuda has sido; no me dejes y no me desampares, Dios de mi salud.

Mas la misericordia del SEÑOR desde el siglo y hasta el siglo sobre los que le temen, y su justicia sobre los hijos de los hijos;

Esperaré, pues, al SEÑOR, el cual escondió su rostro de la casa de Jacob, y a él aguardaré.

Verdaderamente tú eres Dios, que te encubres; Dios de Israel, que salvas.

Me enojé contra mi pueblo, profané mi heredad, y los entregué en tu mano; no les hiciste misericordias; sobre el viejo agravaste mucho tu yugo.

Así dijo el SEÑOR, Redentor tuyo, el Santo de Israel: Yo soy, el SEÑOR Dios tuyo, que te enseña provechosamente; que te encamina por el camino en que andas.

Y a los que te despojaron, haré comer sus propias carnes, y con su sangre serán embriagados como con mosto; y toda carne conocerá que yo soy el SEÑOR, Salvador tuyo, y Redentor tuyo, el Fuerte de Jacob.

Porque los montes se moverán, y los collados temblarán; mas no se apartará de ti mi misericordia, ni el pacto de mi paz vacilará, dijo el SEÑOR, el que tiene misericordia de ti.

Porque no contenderé para siempre, ni para siempre me enojaré; porque el espíritu por mí vistió el cuerpo, y yo hice las almas.

Y los hijos de los extranjeros edificarán tus muros, y sus reyes te servirán; porque en mi ira te herí, mas en mi buena voluntad tendré de ti misericordia.

El SEÑOR se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto te soporté con misericordia.

Y sabrán los gentiles que la Casa de Israel fue llevada cautiva por su iniquidad; por cuanto se rebelaron contra mí, y yo escondí de ellos mi rostro, y los entregué en mano de sus enemigos, y cayeron todos a espada.

Y con gran enojo estoy airado contra los gentiles que están reposados; porque yo estaba enojado un poco, y ellos ayudaron para el mal.

Y el mismo Señor nuestro, Jesús el Cristo, y Dios y Padre nuestro, el cual nos amó, y nos dio la consolación eterna, y la buena esperanza por gracia,

Pero por esto fui recibido a misericordia, para que Cristo Jesús mostrara primero en mí, toda su clemencia, para ejemplo de los que habían de creer en él para vida eterna.

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