48 Versículo de la Biblia sobre Auto lástima
Versículos Más Relevantes
y les decían los hijos de Israel: Deseamos que hubiéramos muerto por mano del SEÑOR en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos a las ollas de las carnes, cuando comíamos pan hasta saciarnos; pues nos habéis sacado a este desierto, para matar de hambre a toda esta multitud.
Y cuando el Faraón llegó, los hijos de Israel alzaron sus ojos, y he aquí los egipcios que venían tras ellos; y temieron en gran manera, y clamaron los hijos de Israel al SEÑOR. Y dijeron a Moisés: ¿No había sepulcros en Egipto, que nos has sacado para que muramos en el desierto? ¿Por qué lo has hecho así con nosotros, que nos has sacado de Egipto? ¿No es esto lo que te hablamos en Egipto, diciendo: Déjanos servir a los egipcios? Que mejor nos fuera servir a los egipcios, que morir nosotros en el desierto.
Así que el pueblo tuvo allí sed de agua, y murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para matarnos de sed a nosotros, y a nuestros hijos y a nuestros ganados?
Y el vulgo que se mezcló con ellos tuvo deseo, y volvieron, y aun lloraron los hijos de Israel, y dijeron: ¡Quién nos diera a comer carne! Nos acordamos del pescado que comíamos en Egipto de balde, de los pepinos, y de los melones, y de los puerros, y de las cebollas, y de los ajos; y ahora nuestra alma se seca; que nada sino maná ven nuestros ojos.
Entonces toda la congregación alzaron grito, y dieron voces; y el pueblo lloró aquella noche. Y se quejaron contra Moisés y contra Aarón todos los hijos de Israel; y les dijo toda la multitud: ¡Mejor que muriéramos en la tierra de Egipto; o en este desierto que muriéramos! ¿Y por qué nos trae el SEÑOR a esta tierra para caer a cuchillo y que nuestras mujeres y nuestros chiquitos sean por presa? ¿No nos sería mejor volvernos a Egipto?Leer más.
Y decían el uno al otro: Hagamos un capitán, y volvámonos a Egipto.
Pero no quisisteis subir, antes fuisteis rebeldes al dicho del SEÑOR vuestro Dios; y murmurasteis en vuestras tiendas, diciendo: Porque el SEÑOR nos aborrecía, nos ha sacado de tierra de Egipto, para entregarnos en mano del amorreo para destruirnos. ¿A dónde subimos? Nuestros hermanos han hecho desfallecer nuestro corazón, diciendo: Este pueblo es mayor y más alto que nosotros, las ciudades grandes y amuralladas hasta el cielo; y también vimos allí hijos de gigantes.
Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el destructor. Y estas cosas les acontecieron como figura; y son escritas para nuestra amonestación, en quien los fines de los siglos ha parado.
Y respondió Job y dijo: ¡Oh, si pesasen al justo mi queja y mi tormento, y se alzasen igualmente en balanza! Porque mi tormento pesaría más que la arena del mar; y por tanto mis palabras son cortadas.Leer más.
Porque las saetas del Todopoderoso están en mí, cuyo veneno bebe mi espíritu; y terrores de Dios me combaten. ¿Acaso gime el asno montés junto a la hierba? ¿Muge el buey junto a su pasto? ¿Por ventura se comerá lo desabrido sin sal? ¿O habrá gusto en la clara del huevo? Las cosas que mi alma no quería tocar antes , ahora por los dolores son mi comida. ¡Quién me diese que viniese mi petición, y que Dios me diese lo que espero; y que quisiera Dios quebrantarme; y que soltase su mano, y me despedazase! Y en esto crecería aún consolación, si me asase con dolor sin haber misericordia; no que haya contradicho las palabras santas. ¿Cuál es mi fortaleza para esperar aún? ¿Y cuál mi fin para dilatar mi vida? ¿Es mi fortaleza la de las piedras? O mi carne, ¿es de acero? ¿No me ayudo cuanto puedo, y con todo eso el poder me falta del todo?
Mi alma es cortada en mi vida; por tanto soltaré mi queja sobre mí, y hablaré con amargura de mi alma.
Después de esto abrió Job su boca, y maldijo su día. Y exclamó Job, y dijo: Perezca el día en que yo fui nacido, y la noche que dijo: Varón es concebido.Leer más.
Aquel día fuera tinieblas, y Dios no curara de él desde arriba, ni claridad resplandeciera sobre él. Aféenlo tinieblas y sombra de muerte; reposara sobre él nublado, que lo hiciera horrible como día caluroso. Aquella noche ocupara oscuridad, ni fuera contada entre los días del año, ni viniera en el número de los meses. ¡Oh, si fuere aquella noche solitaria, que no viniera en ella canción! Maldijéranla los que maldicen al día, los que se aparejan para levantar su llanto. Las estrellas de su alba fueran oscurecidas; esperaran la luz, y no viniera , ni viera los párpados de la mañana; por cuanto no cerró las puertas del vientre donde yo estaba, ni escondió de mis ojos la miseria. ¿Por qué no morí yo desde la matriz, o fui traspasado saliendo del vientre? ¿Por qué me previnieron las rodillas? ¿Y para qué los senos que mamase? Pues que ahora yaciera yo, y reposara; durmiera, y entonces tuviera reposo, con los reyes y con los consejeros de la tierra, que edifican para sí los desiertos; o con los príncipes que poseen el oro, que llenan sus casas de plata. O ¿por qué no fui escondido como abortivo, como los pequeñitos que nunca vieron luz? Allí los impíos dejaron el miedo, y allí descansaron los de cansadas fuerzas. Allí también reposaron los cautivos; no oyeron la voz del exactor. Allí está el chico y el grande; allí es el siervo libre de su señor. ¿Por qué dio luz al trabajado, y vida a los amargos de ánimo? Que esperan la muerte, y no la hay; y la buscan más que tesoros. Que se alegran sobremanera, y se gozan cuando hallan el sepulcro. Al hombre que no sabe por donde vaya, y que Dios lo encerró. Porque antes que mi pan, viene mi suspiro; y mis gemidos corren como aguas. Porque el temor que me espantaba me ha venido, y me ha acontecido lo que temía. Nunca tuve paz, nunca me aseguré, ni nunca me reposé; y me vino turbación.
Y respondió Job, y dijo: Ciertamente que vosotros sois el pueblo; y con vosotros morirá la sabiduría. También tengo yo seso como vosotros; no soy yo menos que vosotros; ¿y quién habrá que no pueda decir otro tanto?Leer más.
El que invoca a Dios, y él le responde, es burlado de su amigo; y el justo y perfecto es escarnecido. La antorcha es tenida en poco en el pensamiento del próspero; la cual se aparejó contra las caídas de los pies. Las tiendas de los ladrones están en paz; y los que provocan a Dios, y los que traen dioses en sus manos viven seguros.
Mas si hablo, mi dolor no cesa; y si dejo de hablar , no se aparta de mí. Pero ahora me ha fatigado; has tú asolado toda mi compañía. Tú me has arrugado; el testigo es mi magrez, que se levanta contra mí para testificar en mi rostro.Leer más.
Su furor me arrebató, y me ha sido contrario; crujió sus dientes contra mí; contra mí aguzó sus ojos mi enemigo. Abrieron contra mí su boca; hirieron mis mejillas con afrenta; contra mí se juntaron todos. Me ha entregado Dios al mentiroso, y en las manos de los impíos me hizo temblar. Próspero estaba, y me desmenuzó; y me arrebató por la cerviz, y me despedazó, y me puso por blanco suyo. Me cercaron sus flecheros, partió mis riñones, y no perdonó; mi hiel derramó por tierra. Me quebrantó de quebranto sobre quebranto; corrió contra mí como un gigante. Yo cosí saco sobre mi piel, y cargué mi cabeza de polvo. Mi rostro está enlodado con lloro, y mis párpados entenebrecidos; a pesar de no haber iniquidad en mis manos, y de haber sido limpia mi oración.
Y ahora yo soy su canción, y soy hecho a ellos refrán. Me abominan, se alejan de mí, y aun de mi rostro no detuvieron su saliva. Porque Dios desató mi cuerda, y me afligió, por eso se desenfrenaron delante de mi rostro.Leer más.
A la mano derecha se levantaron los jóvenes; empujaron mis pies, y pisaron sobre mí las sendas de su contrición. Mi senda derribaron, se aprovecharon de mi quebrantamiento, contra los cuales no hubo ayudador. Vinieron como por portillo ancho, se revolvieron por mi calamidad. Se han revuelto turbaciones sobre mí; combatieron como viento mi voluntad, y mi salud como nube que pasa. Y ahora mi alma está derramada en mí; días de aflicción se apoderan de mí. De noche taladra sobre mí mis huesos, y mis pulsos no reposan. Con la grandeza de la fuerza del dolor mi vestidura es mudada; me ciñe como el cuello de mi ropa. Me derribó en el lodo, y soy semejante al polvo, y a la ceniza. Clamo a ti, y no me oyes; me presento, y no me atiendes. Te has vuelto cruel para mí; con la fortaleza de tu mano me eres adversario. Me levantaste, y me hiciste cabalgar sobre el viento, y derretiste en mí el ser. Porque yo conozco que me conduces a la muerte; y a la casa determinada a todo viviente. Mas él no extenderá la mano contra el sepulcro; ¿clamarán por ventura los sepultados cuando él los quebrantare? ¿Por ventura no lloré yo al afligido? Y mi alma ¿no se entristeció sobre el menesteroso? Cuando esperaba el bien, entonces me vino el mal; y cuando esperaba la luz, vino la oscuridad. Mis entrañas hierven, y no reposan; días de aflicción me han sobrecogido. Denegrido anduve, y no por el sol; me he levantado en la congregación, y clamé. He venido a ser hermano de los dragones, y compañero de los búhos. Mi piel está denegrida sobre mí, y mis huesos se secaron con ardentía. Y se ha tornado mi arpa en luto, y mi órgano en voz de lamentadores.
Cuando Esaú oyó las palabras de su padre, clamó con una muy grande y muy amarga exclamación, y le dijo a su padre: Bendíceme también a mí, padre mío.
Y David subió la cuesta de las olivas; y la subió llorando, llevando la cabeza cubierta, y los pies descalzos. También todo el pueblo que tenía consigo cubrió cada uno su cabeza, y subieron llorando así como subían.
Entonces volvió él su rostro a la pared, y oró al SEÑOR, y dijo: Te ruego, oh SEÑOR, te ruego que hagas memoria de que he andado delante de ti en verdad y en corazón perfecto; y que he hecho las cosas que te agradan. Y lloró Ezequías con gran lloro.
Entonces volvió Ezequías su rostro a la pared, e hizo oración al SEÑOR. Y dijo: Oh SEÑOR, te ruego te acuerdes ahora que he andado delante de ti en verdad y con íntegro corazón; y que he hecho lo que ha sido agradable delante de tus ojos. Y lloró Ezequías con gran lloro.
¿Por qué estás lejos, oh SEÑOR, y te escondes en los tiempos de la angustia?
En cuanto a mí, casi se apartaron mis pies; por poco resbalaron mis pasos. Porque me enojé contra los locos, viendo la paz de los impíos.
Masquil de Asaf. ¿Por qué, oh Dios, nos has desechado para siempre? ¿Por qué ha humeado tu furor contra las ovejas de tu prado?
Y dijo Moisés al SEÑOR: ¿Por qué has hecho mal a tu siervo? ¿y por qué no he hallado gracia en tus ojos, que has puesto la carga de todo este pueblo sobre mí? ¿Concebí yo a todo este pueblo? ¿Lo engendré yo, para que me digas: Llévalo en tu seno, como lleva la que cría al que mama, a la tierra de la cual juraste a sus padres? ¿De dónde tengo yo carne para dar a todo este pueblo? Porque lloran a mí, diciendo: Danos carne que comamos.Leer más.
No puedo yo solo soportar a todo este pueblo, que me es demasiado pesado. Y si así lo haces tú conmigo, yo te ruego que me mates de repente, si he hallado gracia en tus ojos; y que yo no vea mi mal.
Entonces Moisés se volvió al SEÑOR, y dijo: Señor, ¿por qué afliges a este pueblo? ¿Para qué me enviaste? Porque desde que yo vine al Faraón para hablarle en tu Nombre, ha afligido a este pueblo; y tú tampoco has librado a tu pueblo.
Entonces clamó Moisés al SEÑOR, diciendo: ¿Qué haré con este pueblo? De aquí a un poco me apedrearán.
Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Baste ya, oh SEÑOR, quita mi alma; que no soy yo mejor que mis padres.
Y él respondió: He sentido un vivo celo por el SEÑOR Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu alianza, han derribado tus altares, y han matado a cuchillo tus profetas; y yo solo he quedado, y me buscan para quitarme la vida.
¡Ay de mí, madre mía, que me has engendrado hombre de contienda y hombre de discordia a toda la tierra! Nunca les di a interés, ni lo tomé de ellos; y todos me maldicen.
¿Por qué fue perpetuo mi dolor, y mi herida desahuciada no admitió cura? Eres conmigo como mentiroso, como aguas que no son fieles.
Me sedujiste, oh SEÑOR, y fui seducido; más fuerte fuiste que yo, y me venciste; cada día he sido escarnecido; cada cual se burla de mí. Porque desde que hablo, doy voces, grito: Violencia y destrucción; porque la palabra del SEÑOR me ha sido para afrenta y escarnio cada día. Y dije: No me acordaré más de él, ni hablaré más en su nombre. Pero, fue en mi corazón como un fuego ardiente y metido en mis huesos; trabajé por sufrirlo, y no pude.Leer más.
Porque oí la murmuración de muchos, temor de todas partes: Denunciad, y denunciaremos. Todos mis amigos miraban si cojearía. Por ventura se engañará, decían, y prevaleceremos contra él, y tomaremos de él nuestra venganza.
Tú dijiste: ¡Ay de mí ahora! Porque me ha añadido el SEÑOR tristeza sobre mi dolor; trabajé en mi gemido, y no he hallado descanso.
Pero Jonás se apesadumbró en extremo, y se enojó. Y oró al SEÑOR, y dijo: Ahora, oh SEÑOR, ¿no es esto lo que yo decía estando aún en mi tierra? Por eso me precaví huyendo a Tarsis; porque sabía yo que tú eres Dios clemente y compasivo, tardo en enojarte, y de grande misericordia, y que te arrepientes del mal. Ahora pues, SEÑOR, te ruego que me mates; porque mejor me es la muerte que la vida.Leer más.
Y el SEÑOR le dijo: ¿Tanto te enojas? Y salió Jonás de la ciudad, y se asentó hacia el oriente de la ciudad, y se hizo allí una choza, y se sentó debajo de ella a la sombra, hasta ver qué sería de la ciudad.
Junto a los ríos de Babilonia, allí nos sentábamos, y aun llorábamos, acordándonos de Sion. Sobre los sauces que están en medio de ella colgamos nuestras arpas; cuando nos pedían allí, los que nos cautivaron, las palabras de la canción, (colgadas nuestras arpas de alegría) diciendo : Cantadnos de las canciones de Sion.Leer más.
¿Cómo cantaremos canción del SEÑOR en tierra de extraños? Si me olvidare de ti, oh Jerusalén, mi diestra sea olvidada. Mi lengua se pegue a mi paladar, si de ti no me acordare; si no ensalzare a Jerusalén como preferente asunto de mi alegría. Acuérdate, oh SEÑOR, de los hijos de Edom en el día de Jerusalén; quienes decían: Arrasadla, arrasadla hasta los cimientos. Hija de Babilonia destruida, dichoso el que te diere tu pago, que nos pagaste a nosotros. Dichoso el que tomará y estrellará tus niños a las piedras.
Alef : Yo soy un hombre que ve aflicción en la vara de su enojo. Alef : Me guió y me llevó en tinieblas, mas no en luz. Alef : Ciertamente contra mí volvió y revolvió su mano todo el día.Leer más.
Bet : Hizo envejecer mi carne y mi piel; quebrantó mis huesos. Bet : Edificó contra mí, y me cercó de tósigo y de trabajo. Bet : Me asentó en oscuridades, como los muertos para siempre. Guímel : Me cercó de seto, y no saldré; agravó mis grillos. Guímel : Aun cuando clamé y di voces, cerró mi oración. Guímel : Cercó de seto mis caminos a piedra tajada, torció mis senderos. Dálet : Oso que acecha fue para mí, como león en escondrijos. Dálet : Torció mis caminos, y me despedazó; me tornó asolado. Dálet : Su arco entesó, y me puso como blanco a la saeta. He : Hizo entrar en mis riñones las saetas de su aljaba. He : Fui escarnio a todo mi pueblo, canción de ellos todos los días. He : Me llenó de amarguras, me embriagó de ajenjos. Vau : Me quebró los dientes con cascajo, me cubrió de ceniza. Vau : Y mi alma se alejó de la paz, me olvidé del bien. Vau : Y dije: Pereció mi fortaleza, y mi esperanza del SEÑOR.
Y la llorarán y se lamentarán sobre ella los reyes de la tierra, los cuales han fornicado con ella y han vivido en deleites, cuando ellos vieren el humo de su incendio, Estando lejos por el temor de su tormento, diciendo: ¡Ay, ay, de aquella gran ciudad de Babilonia, aquella fuerte ciudad; porque en una hora vino tu juicio! Y los mercaderes de la tierra lloran y se lamentan sobre ella; porque ninguno compra más sus mercaderías:Leer más.
La mercadería de oro, y de plata, y de piedras preciosas, y de margaritas, y de lino finísimo, y de escarlata, y de seda, y de grana, y de toda madera olorosa, y de todo vaso de marfil, y de todo vaso de madera preciosa, y de bronce, y de hierro, y de mármol; y canela, y olores, y ungüentos, e incienso, y vino, y aceite, y flor de harina, y trigo, y bestias, y de ovejas; y de caballos, y de carros, y de cuerpos y almas de hombres. Y los frutos del deseo de tu alma se apartaron de ti; y todas las cosas gruesas y excelentes te han faltado; y de aquí en adelante ya no hallarás mas estas cosas. Los mercaderes de estas cosas, que se han enriquecido por ella, se pondrán lejos de ella por el temor de su tormento, llorando y lamentando, Y diciendo: ¡Ay, ay, aquella gran ciudad, que estaba vestida de lino finísimo, y de escarlata, y de grana, y estaba dorada con oro, y adornada de piedras preciosas y de perlas! Porque, ¡en una hora han sido desoladas tantas riquezas! Y todo patrón, y todos los que viajan en naves, y marineros, y todos los que trabajan en el mar, se estuvieron lejos; y viendo el humo de su incendio, dieron voces, diciendo: ¿Cuál era semejante a esta gran ciudad? Y echaron polvo sobre sus cabezas; y dieron voces, llorando y lamentando, diciendo: ¡Ay, ay, de aquella gran ciudad, en la cual todos los que tenían navíos en el mar se habían enriquecido de sus riquezas: que en una hora ha sido desolada!
Oh vosotros mis amigos, tened compasión de mí, tened compasión de mí; porque la mano de Dios me ha tocado.
y muchas veces le echa en el fuego y en aguas, para matarle; mas, si puedes algo, ayúdanos, teniendo misericordia de nosotros.
y alzaron la voz, diciendo: Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros.
¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué bramas contra mí? Espera a Dios; porque aún tengo de alabar a quien es la salud de mi rostro, y el Dios mío.
Pensaré pues para entender esto; es a mis ojos duro trabajo. Hasta que venga al santuario de Dios, entonces entenderé la postrimería de ellos.
Salmo de David, cuando huía de delante de Absalón su hijo. ¡Oh SEÑOR, cuánto se han multiplicado mis enemigos! Muchos se levantan contra mí. Muchos dicen de mi alma: No hay para él salud en Dios. (Selah.) Mas tú, el SEÑOR, eres escudo por mí; mi gloria, y el que ensalza mi cabeza.Leer más.
Con mi voz clamé al SEÑOR, y él me respondió desde el monte de su santidad. (Selah.)
Al Vencedor: Salmo de David. ¿Hasta cuándo, SEÑOR? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí? ¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma, con ansiedad en mi corazón cada día? ¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí? Mira, óyeme, SEÑOR Dios mío: Alumbra mis ojos, para que no duerma en muerte;Leer más.
para que no diga mi enemigo: Lo vencí; mis enemigos se alegrarán, si yo resbalare. Mas yo en tu misericordia he confiado; se alegrará mi corazón en tu salud. Cantaré al SEÑOR, Porque me ha hecho bien.
De David. Alef No te enojes con los malignos, ni tengas envidia de los que hacen iniquidad. Porque como hierba serán presto cortados, y decaerán como verdor de renuevo. Bet Espera en el SEÑOR, y haz bien; vive en la tierra, y manten la verdad.Leer más.
Pon asimismo tu delicia en el SEÑOR, y él te dará las peticiones de tu corazón. Guímel Vuelve hacia el SEÑOR tu camino; y espera en él; y él hará. Y exhibirá tu justicia como la luz, y tu rectitud como el mediodía. Dálet Calla ante el SEÑOR, y espera en él; no te enojes con el que prospera en su camino, con el hombre que hace maldades.
Con todo, yo siempre estuve contigo; trabaste de mi mano derecha. Me has guiado según tu consejo, y después me recibirás con gloria. ¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti ? Y fuera de ti nada deseo en la tierra.Leer más.
Mi carne y mi corazón desfallecen; la fuerza de mi corazón es que mi porción es Dios para siempre. Porque he aquí, los que se alejan de ti perecerán; tú cortas a todo aquel que fornica de ti. Y en cuanto a mí, el acercarme a Dios me es el bien; he puesto en el Señor DIOS mi esperanza, para contar todas tus obras.
Nuestros padres en Egipto no entendieron tus maravillas; no se acordaron de la muchedumbre de tus misericordias; sino que se rebelaron junto al mar, en el mar Bermejo.
Zain : Acuérdate de mi aflicción y de mi lloro, del ajenjo y de la hiel. Zain : Lo tendrá aún en memoria mi alma, porque en mí está humillada. Zain : Esto reduciré a mi corazón, por tanto esperaré.Leer más.
Chet : Es por las misericordias del SEÑOR que no somos consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Chet : Nuevas son cada mañana; grande es tu fe. Chet : Mi parte es el SEÑOR, dijo mi alma; por tanto a él esperaré. Tet : Bueno es el SEÑOR a los que en él esperan, al alma que le buscare. Tet : Bueno es esperar callando en la salud del SEÑOR.
Porque de la manera que abundan en nosotros las aflicciones del Cristo, así abunda también, por Cristo, nuestra consolación.
No dando a nadie ningún escándalo, para que el ministerio no sea vituperado; antes teniéndonos en todas las cosas como ministros de Dios, en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias; en azotes, en cárceles, en alborotos, en trabajos, en vigilias, en ayunos;Leer más.
en castidad, en ciencia, en mansedumbre, en bondad, en el Espíritu Santo, en caridad no fingida; en palabra de verdad, en potencia de Dios, por las armas de justicia a diestra y a siniestra; por honra y por deshonra, por infamia y por buena fama; como engañadores, mas hombres de la verdad; como ignorados, pero conocidos; como muriendo, mas he aquí vivimos; como castigados, pero no mortificados; como doloridos, mas siempre gozosos; como pobres, pero enriqueciendo a muchos; como los que no tienen nada, mas que lo poseen todo.
Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe obra paciencia.
mas antes en que sois participantes de las aflicciones de Cristo, gozaos, para que también en la revelación de su gloria os gocéis en triunfo.