Sabed que El, el SEÑOR, es Dios; El nos hizo, y no nosotros {a nosotros mismos;} pueblo suyo {somos} y ovejas de su prado.

Y en esto sabemos que hemos llegado a conocerle: si guardamos sus mandamientos.

Y nosotros hemos llegado a conocer y hemos creído el amor que Dios tiene para nosotros. Dios es amor, y el que permanece en amor permanece en Dios y Dios permanece en él.

Porque desde la creación del mundo, sus atributos invisibles, su eterno poder y divinidad, se han visto con toda claridad, siendo entendidos por medio de lo creado, de manera que no tienen excusa.

El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor.

Pues hubiera sido mejor para ellos no haber conocido el camino de la justicia, que habiéndolo conocido, apartarse del santo mandamiento que les fue dado.

Y harán estas cosas porque no han conocido ni al Padre ni a mí.

Pero Jesús respondió y les dijo: Estáis equivocados por no comprender las Escrituras ni el poder de Dios.

El principio de la sabiduría es el temor del SEÑOR, y el conocimiento del Santo es inteligencia.

Por esta razón, también nosotros, desde el día que {lo} supimos, no hemos cesado de orar por vosotros y de rogar que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría y comprensión espiritual,

{y} conocerle a El, el poder de su resurrección y la participación en sus padecimientos, llegando a ser como El en su muerte,

He aquí, Dios es exaltado, y no {le} conocemos; el número de sus años es inescrutable.

y vi toda la obra de Dios, decidí que el hombre no puede descubrir la obra que se ha hecho bajo el sol. Aunque el hombre busque con afán, no {la} descubrirá; y aunque el sabio diga que {la} conoce, no puede descubrir{la}.

para que andéis como es digno del Señor, agradándo{le} en todo, dando fruto en toda buena obra y creciendo en el conocimiento de Dios;

{pidiendo} que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en un mejor conocimiento de El.

El que dice: Yo he llegado a conocerle, y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso y la verdad no está en él;

En esto se reconocen los hijos de Dios y los hijos del diablo: todo aquel que no practica la justicia, no es de Dios; tampoco aquel que no ama a su hermano.

y de conocer el amor de Cristo que sobrepasa el conocimiento, para que seáis llenos hasta {la medida de} toda la plenitud de Dios.

Y sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento a fin de que conozcamos al que es verdadero; y nosotros estamos en aquel que es verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios y la vida eterna.

Pero en aquel tiempo, cuando no conocíais a Dios, erais siervos de aquellos que por naturaleza no son dioses.

Y NINGUNO DE ELLOS ENSEÑARA A SU CONCIUDADANO NI NINGUNO A SU HERMANO, DICIENDO: ``CONOCE AL SEÑOR", PORQUE TODOS ME CONOCERAN, DESDE EL MENOR HASTA EL MAYOR DE ELLOS.

Porque entre los hombres, ¿quién conoce los {pensamientos} de un hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Asimismo, nadie conoce los {pensamientos} de Dios, sino el Espíritu de Dios.

Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.

Gracia y paz os sean multiplicadas en el conocimiento de Dios y de Jesús nuestro Señor.

a fin de que todos los pueblos de la tierra sepan que el SEÑOR es Dios; no hay otro.

Si alguien quiere hacer su voluntad, sabrá si mi enseñanza es de Dios o {si} hablo de mí mismo.

En esto conocéis el Espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios;

antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A El {sea} la gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.

Aun ahora, yo sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá.

Pues Dios, que dijo que de las tinieblas resplandeciera la luz, es el que ha resplandecido en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Cristo.

¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?

Y si sabemos que El nos oye {en} cualquier cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hemos hecho.

¿Oh, profundidad de las riquezas y de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios e inescrutables sus caminos!

entonces entenderás el temor del SEÑOR, y descubrirás el conocimiento de Dios.

hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento pleno del Hijo de Dios, a la condición de un hombre maduro, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;

Pues aunque conocían a Dios, no le honraron como a Dios ni {le} dieron gracias, sino que se hicieron vanos en sus razonamientos y su necio corazón fue entenebrecido.

los cuales, aunque conocen el decreto de Dios que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también dan su aprobación a los que las practican.

Y {haced todo} esto, conociendo el tiempo, que ya es hora de despertaros del sueño; porque ahora la salvación está más cerca de nosotros que cuando creímos.

Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, {esto es,} para los que son llamados conforme a {su} propósito.

Porque ¿QUIEN HA CONOCIDO LA MENTE DEL SEÑOR, PARA QUE LE INSTRUYA? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.

Pero ahora que conocéis a Dios, o más bien, que sois conocidos por Dios, ¿cómo es que os volvéis otra vez a las cosas débiles, inútiles y elementales, a las cuales deseáis volver a estar esclavizados de nuevo?

Y reposará sobre El el Espíritu del SEÑOR, espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor del SEÑOR.

Sed sobrios, como conviene, y dejad de pecar; porque algunos no tienen conocimiento de Dios. Para vergüenza vuestra {lo} digo.

en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.

También toda aquella generación fue reunida a sus padres; y se levantó otra generación después de ellos que no conocía al SEÑOR, ni la obra que El había hecho por Israel.

Por tanto, mi pueblo conocerá mi nombre; así que en aquel día {comprenderán} que yo soy el que dice: ``Heme aquí."

El que es de Dios escucha las palabras de Dios; por eso vosotros no escucháis, porque no sois de Dios.

Por tanto, conociendo el temor del Señor, persuadimos a los hombres, pero a Dios somos manifiestos, y espero que también seamos manifiestos en vuestras conciencias.

Pues la tierra se llenará del conocimiento de la gloria del SEÑOR como las aguas cubren el mar.