17 Versículo de la Biblia sobre La segunda cosa
Versículos Más Relevantes
El total de los enumerados del campamento de Rubén: ciento cincuenta y un mil cuatrocientos cincuenta, según sus ejércitos. Ellos partirán en segundo {lugar}.
La segunda suerte tocó a Simeón, a la tribu de los hijos de Simeón conforme a sus familias, y su heredad estaba en medio de la heredad de los hijos de Judá.
Entonces el sacerdote Hilcías, y Ahicam, Acbor, Safán y Asaías fueron a la profetisa Hulda, mujer de Salum, hijo de Ticva, hijo de Harhas, encargado del vestuario; ella habitaba en Jerusalén en el segundo sector, y hablaron con ella.
Entonces fue Hilcías con los que el rey había dicho a la profetisa Hulda, mujer de Salum, hijo de Ticva, hijo de Harhas, encargado del vestuario; y ella habitaba en Jerusalén en el segundo sector, y hablaron con ella acerca de esto.
Y habrá aquel día --declara el SEÑOR-- gritos de auxilio desde la puerta del Pescado, y gemidos desde el segundo distrito, y gran estruendo desde las colinas.
Del primer carro {tiraban} caballos rojos, del segundo carro caballos negros,
Y el segundo es semejante a éste: AMARAS A TU PROJIMO COMO A TI MISMO.
Dios la ha cumplido a nuestros hijos al resucitar a Jesús, como también está escrito en el salmo segundo: HIJO MIO ERES TU; YO TE HE ENGENDRADO HOY.
En la segunda {visita,} José se dio a conocer a sus hermanos, y conoció Faraón el linaje de José.
Pues si aquel primer {pacto} hubiera sido sin defecto, no se hubiera buscado lugar para el segundo.
Esta {fue} la segunda señal que Jesús hizo cuando fue de Judea a Galilea.
Amados, esta es ya la segunda carta que os escribo, en las cuales, como recordatorio, despierto en vosotros vuestro sincero entendimiento,
pero en el segundo, sólo {entra} el sumo sacerdote una vez al año, no sin {llevar} sangre, la cual ofrece por sí mismo y por los pecados del pueblo cometidos en ignorancia.
Cuando abrió el segundo sello, oí al segundo ser viviente que decía: Ven.
El segundo ¡ay! ha pasado; he aquí, el tercer ¡ay! viene pronto.
Los cimientos del muro de la ciudad estaban adornados con toda clase de piedras preciosas: el primer cimiento, jaspe; el segundo, zafiro; el tercero, ágata; el cuarto, esmeralda;