11 Versículo de la Biblia sobre La unción, costumbre social
Versículos Más Relevantes
Te lavarás pues, y te ungirás, y vistiéndote tus vestidos, irás a la era; mas no te darás a conocer al varón hasta que él haya acabado de comer y de beber.
Y tú ensalzaste mi cuerno como de unicornio; fue ungido con óleo verde.
Y fuiste al rey con ungüento, y multiplicaste tus perfumes, y enviaste tus embajadores lejos, y te abatiste hasta el Seol.
los que beben vino en tazones, y se ungen con los ungüentos más preciosos; y no se afligen por el quebrantamiento de José.
Aderezarás mesa delante de mí, en presencia de mis angustiadores; ungiste mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.
Y le rogó uno de los fariseos, que comiera con él. Y entrado en casa del fariseo, se sentó a la mesa. Y he aquí una mujer que había sido pecadora en la ciudad, cuando entendió que estaba a la mesa en casa de aquel fariseo, trajo un alabastro de ungüento, Y estando detrás a sus pies, comenzó llorando a regar con lágrimas sus pies, y los limpiaba con los cabellos de su cabeza; y besaba sus pies, y los ungía con el ungüento.Leer más.
Y como vio esto el fariseo que le había convidado, habló entre sí, diciendo: Este, si fuera profeta, conocería quién y cuál es la mujer que le toca, que es pecadora.
Entonces María tomó una libra de ungüento de nardo líquido, de mucho precio, y ungió los pies de Jesús, y limpió sus pies con sus cabellos; y la casa se llenó del olor del ungüento.
Cuando pasó el sábado de la gran fiesta de la Pascua, María Magdalena, y María madre de Jacobo, y Salomé, habían comprado drogas aromáticas, para venir a ungirle.
Y estando Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso, vino a él una mujer, teniendo un vaso de alabastro de ungüento de gran precio, y lo derramó sobre la cabeza de él, estando sentado a la mesa. Lo cual viendo sus discípulos, se enojaron, diciendo: ¿Por qué se pierde esto?Leer más.
Porque esto se podía vender por gran precio, y darse a los pobres. Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué dais pena a esta mujer? Pues ha hecho conmigo buena obra. Porque siempre tienen pobres con vosotros, mas a mí no siempre me tendréis. Porque echando este ungüento sobre mi cuerpo, para sepultarme lo ha hecho.
Pasadas estas cosas, José de Arimatea, el cual era discípulo de Jesús, mas en secreto por miedo de los judíos, rogó a Pilato que pudiera quitar el cuerpo de Jesús; lo cual permitió Pilato. Entonces vino, y quitó el cuerpo de Jesús. Entonces vino también Nicodemo, el que antes había venido a Jesús de noche, trayendo un compuesto de mirra y de áloes, como cien libras. Y tomaron el cuerpo de Jesús, y lo envolvieron en lienzos con especias, como es costumbre de los judíos sepultar.