68 Versículo de la Biblia sobre Lealtad

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dijo: SEÑOR Dios de Israel, no hay Dios como tú, ni arriba en los cielos ni abajo en la tierra, que guardas el pacto y la misericordia a tus siervos, los que andan delante de ti de todo su corazón;

SEÑOR Dios de Israel, no hay Dios semejante a ti en el cielo ni en la tierra, que guardas el pacto y la misericordia a tus siervos que caminan delante de ti de todo su corazón;

Y dije: Te ruego, oh SEÑOR, Dios de los cielos, fuerte, grande, y terrible, que guardas el pacto y la misericordia a los que te aman y guardan tus mandamientos;

Mas la misericordia del SEÑOR desde el siglo y hasta el siglo sobre los que le temen, y su justicia sobre los hijos de los hijos; sobre los que guardan su pacto, y los que se acuerdan de sus mandamientos para ponerlos por obra.

Bendito sea el SEÑOR, que ha dado reposo a su pueblo Israel, conforme a todo lo que él había dicho; ninguna palabra de todas sus promesas que dijo por Moisés su siervo, ha faltado.

Por cuanto en mí ha puesto su voluntad, yo también lo libraré; lo pondré en alto, por cuanto ha conocido mi Nombre. Me invocará, y yo le responderé; con él estaré yo en la angustia; lo libraré, y le glorificaré. Lo saciaré de larga vida, y le mostraré mi salud.

SEÑOR, Dios de Abraham, de Isaac, y de Israel, nuestros padres, conserva perpetuamente esta voluntad del corazón de tu pueblo, y encamina su corazón a ti.

Anda, y clama en los oídos de Jerusalén, diciendo: Así dice el SEÑOR: Me he acordado de ti, de la misericordia de tu juventud, del amor de tu desposorio, cuando andabas en pos de mí en el desierto, en tierra no sembrada.

Sea pues perfecto vuestro corazón para con el SEÑOR nuestro Dios, andando en sus estatutos, y guardando sus mandamientos, como el día de hoy.

Lo demás de los hechos de Ezequías, y de sus misericordias, he aquí todo está escrito en la profecía de Isaías profeta, hijo de Amós, y en el libro de los reyes de Judá y de Israel.

Lo demás de los hechos de Josías, y sus misericordias, conforme a lo que está escrito en la ley del SEÑOR,

Y se animó su corazón en los caminos del SEÑOR, y quitó los altos y los bosques de Judá.

Pero mi siervo Caleb, por cuanto hubo en él otro espíritu, y cumplió de ir en pos de mí, yo le meteré en la tierra donde entró y su simiente la recibirá en heredad;

Ahora pues, temed al SEÑOR, y servidle con perfección y con verdad; y quitad de en medio los dioses a los cuales honraron vuestros padres del otro lado del río, y en Egipto; y servid al SEÑOR. Y si mal os parece servir al SEÑOR, escogeos hoy a quién sirváis; o a los dioses a quien sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos, en cuya tierra habitáis; que yo y mi casa serviremos al SEÑOR.

Mis pies tomaron su rastro; guardé su camino, y no me aparté.

Y dijo: Oh SEÑOR, te ruego te acuerdes ahora que he andado delante de ti en verdad y con íntegro corazón; y que he hecho lo que ha sido agradable delante de tus ojos. Y lloró Ezequías con gran lloro.

¿Qué haré a ti, Efraín? ¿Qué haré a ti, oh Judá? La misericordia vuestra es como la nube de la mañana, y como el rocío que de madrugada desvanece.

Y no ser como sus padres, generación contumaz y rebelde; generación que no compuso su corazón, ni su espíritu fue fiel con Dios.

Temían al SEÑOR, y honraban también a sus dioses, según la costumbre de los gentiles que habían hecho traspasar de allí.

Harás, pues, misericordia con tu siervo, ya que has traído tu siervo a alianza del SEÑOR contigo; y si maldad hay en mí mátame tú, que no hay necesidad de llevarme hasta tu padre.

Y Jonatán dijo a David: Vete en paz, que ambos hemos jurado por el nombre del SEÑOR, diciendo: El SEÑOR sea entre mí y ti, entre tu simiente y la mía, para siempre. Y él se levantó y se fue; y Jonatán se entró en la ciudad.

Y Absalón dijo a Husai: ¿Este es tu agradecimiento para con tu amigo? ¿Por qué no fuiste con tu amigo?

Y Rut respondió: No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque dondequiera que tú fueres, iré yo ; y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. Donde tú murieres, moriré yo , y allí seré sepultada; así me haga el SEÑOR, y así me dé, que sólo la muerte hará separación entre mí y ti.

Y fue que, cuando Dios me hizo salir errante de la casa de mi padre, yo le dije: Esta es la merced que tú me harás, que en todos los lugares donde llegáremos, digas de mí: Mi hermano es.

Y llegaron los días de Israel para morir, y llamó a José su hijo, y le dijo: Si he hallado ahora gracia en tus ojos, te ruego que pongas tu mano debajo de mi muslo, y harás conmigo misericordia y verdad; te ruego que no me entierres en Egipto;

Cuando hermanos estuvieren juntos, y muriere alguno de ellos, y no tuviere hijo, la mujer del muerto no se casará fuera con hombre extraño; su cuñado entrará a ella, y la tomará por su mujer, y hará con ella parentesco.

Entonces él dijo: ¿Quién eres? Y ella respondió: Yo soy Rut tu sierva; extiende el borde de tu capa sobre tu sierva, que redentor eres.

Sin embargo, para que no los ofendamos, ve al mar, y echa el anzuelo, y el primer pez que viniere, tómalo, y abierta su boca, hallarás un estátero: tómalo, y dáselo por mí y por ti.

Sed pues sujetos a toda ordenación humana por Dios, ya sea a rey, como a superior, y a a los gobernadores, como de él enviados para venganza de los malhechores, y para loor de los que hacen bien.

Y respondió Ittai al rey, diciendo: Vive Dios, y vive mi señor el rey, que, o para muerte o para vida, donde mi señor el rey estuviere, allí estará también tu siervo.

Entonces Ahimelec respondió al rey, y dijo: ¿Y quién hay fiel entre todos sus siervos como lo es David, yerno del rey, y que va por tu mandado, y es ilustre en tu casa?

Y se enojó Abner en gran manera por las palabras de Is-boset, y dijo: ¿Soy yo cabeza de perros respecto de Judá? Yo he hecho hoy misericordia con la casa de Saúl tu padre, con sus hermanos, y con sus amigos, y no te he entregado en las manos de David; ¿y tú me haces hoy cargo del pecado de esta mujer?

Y aconteció, que oyendo todo Israel que Jeroboam había vuelto, enviaron y le llamaron a la congregación, y le hicieron rey sobre todo Israel, sin quedar tribu alguna que siguiese la casa de David, sino sólo la tribu de Judá.

Y de Zabulón cincuenta mil, que salían a batalla a punto de guerra, con todas armas de guerra, dispuestos a pelear sin doblez de corazón.

Asimismo te ruego también a ti, hermano compañero, ayuda a éstas que trabajaron juntamente conmigo en el Evangelio, con Clemente también, y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida.

Y os ruego, hermanos, (ya sabéis que la casa de Estéfanas es las primicias de Acaya, y que se han dedicado al ministerio de los santos,) que vosotros os sujetéis a los tales, y a todos los que ayudan y trabajan.

como lo habéis aprendido de Epafras, nuestro consiervo amado, el cual es para vosotros un fiel ministro de Cristo Jesús;

Todos mis negocios os lo hará saber Tíquico, hermano amado y fiel ministro y consiervo en el Señor,

con Onésimo, amado y fiel hermano, el cual es de vosotros. Todo lo que acá pasa, os lo harán saber.

Tópicos sobre Lealtad

Lealtad eterna

Salmos 131:3

Espera, oh Israel, al SEÑOR desde ahora y para siempre.

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