48 Versículo de la Biblia sobre la lucha
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Que aún no habéis resistido hasta la sangre combatiendo contra el pecado;
en lo cual aun trabajo, combatiendo por la operación de él, la cual él obra en mí poderosamente.
Porque no tenemos lucha contra sangre y carne; sino contra principados, contra potestades, contra señores del siglo, gobernadores de estas tinieblas, contra malicias espirituales en los cielos.
Porque lo que cometo, no lo entiendo; y ni el (bien) que quiero, hago; antes lo que aborrezco, aquello hago.
Pero traed a la memoria los días pasados en los cuales después de haber recibido la luz, sufristeis gran combate de aflicciones.
al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que las mismas aflicciones han de ser cumplidas en la compañía de vuestros hermanos que están en el mundo.
Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán.
Teniendo el mismo conflicto que habéis visto en mí, y ahora oís estar en mí.
Porque quiero que sepáis cuán grande solicitud tengo por vosotros, y por los que están en Laodicea, y por todos los que nunca vieron mi rostro en carne;
mas veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros.
Si fueres flojo en el día de tribulación, tu fuerza será reducida.
¿De dónde vienen las guerras, y los pleitos entre vosotros? De aquí, es decir de vuestras concupiscencias, las cuales batallan en vuestros miembros.
Pero os ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo, y por la caridad del Espíritu, que me ayudéis con oraciones por mí a Dios,
el que nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier angustia, con la consolación con que nosotros somos consolados por Dios.
Porque la carne codicia contra el Espíritu, y el Espíritu contra la carne; y estas cosas se oponen la una a la otra, para que no hagáis lo que quisierais.
No habrá para qué vosotros peleéis ahora; paraos, estad quedos, y ved la salud del SEÑOR con vosotros. Oh Judá y Jerusalén, no temáis ni desmayéis; salid mañana contra ellos, que el SEÑOR estará con vosotros.
Pon tu mano sobre él; te acordarás de la batalla, y nunca más tornarás.
Y los hijos se combatían dentro de ella; y dijo: Si es así ¿para qué vivo yo? Y fue a consultar al SEÑOR.
La bendición del SEÑOR es la que enriquece, y no añade tristeza con ella.
En lo cual vosotros os alegráis, estando al presente un poco de tiempo afligidos en diversas tentaciones, si es necesario,
Porque el que ha entrado en su Reposo, también él ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas.
y dijo: Oíd, Judá todo, y vosotros moradores de Jerusalén, y tú, rey Josafat, el SEÑOR os dice así: No temáis ni os amedrentéis delante de ésta tan grande multitud; porque no es vuestra la guerra, sino de Dios.
Porque no hago el bien que quiero; pero el mal que no quiero, éste hago.
Os saluda Epafras, el cual es de vosotros, siervo de Cristo, siempre solícito por vosotros en sus oraciones, para que estéis firmes, perfectos y cumplidos en todo lo que Dios quiere.
que el SEÑOR vuestro Dios anda con vosotros, para pelear por vosotros contra vuestros enemigos, para salvaros.
No trabajes por ser rico; desiste de tu propia sabiduría.
Porque tengo por cierto que lo que en este tiempo se padece, no es de comparar con la gloria venidera que en nosotros ha de ser manifestada.
Que por esto aún trabajamos y sufrimos oprobios, porque esperamos en el Dios viviente, el cual es Salvador de todos los hombres, y mayormente de los fieles.
Si el hombre muriere, ¿por ventura vivirá? Todos los días de mi edad esperaré, hasta que venga mi transformación.
No hay hombre que tenga potestad sobre el espíritu para retener el espíritu, ni potestad sobre el día de la muerte; y no valen armas en tal guerra; ni la impiedad librará al que la posee.
Y a Adán dijo: Por cuanto escuchaste la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él. Maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida;
Tet: Bueno es al varón, si llevare el yugo desde su juventud.
Y no sólo esto, mas aun nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia;
Porque no hay ataduras para su muerte; antes su fortaleza está entera.
Y los filisteos volvieron a hacer la guerra a Israel, y David descendió y sus siervos con él, y pelearon con los filisteos; y David se cansó.
Los hijos de Efraín armados, flecheros, volvieron las espaldas en el día de la batalla.
Porque son espíritus de demonios, que hacen milagros, para ir a los reyes de la tierra y de todo el mundo, para congregarlos para la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso.
Ciertamente tiempo determinado tiene el hombre sobre la tierra, y sus días son como los días del jornalero.
Los días de nuestra edad son setenta años; y de los más valientes, ochenta años, y su fortaleza es molestia y trabajo; porque es cortado presto, y volamos.
¡Miserable hombre de mí! ¿Quién me librará del cuerpo de esta muerte?
Y dijo el SEÑOR: No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; mas serán sus días ciento veinte años.
Hermanos, yo mismo no hago cuenta de haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante,
He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.
Si algunos riñeren, e hirieren a alguna mujer embarazada, y ésta abortare, pero sin haber muerte, será penado conforme a lo que le impusiere el marido de la mujer y pagará por jueces.
Y llámame en el día de la angustia; te libraré, y tú me honrarás.
El trabajo de los locos los fatiga; porque no saben por dónde ir a la ciudad.
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