50 Versículo de la Biblia sobre la muerte de un niño
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Y aconteció que al séptimo día murió el niño. Y los siervos de David temían hacerle saber que el niño había muerto, y decían entre sí: Cuando el niño aún vivía, le hablábamos, y no quería oír nuestra voz; ¿cuánto más se afligirá si le decimos que el niño ha muerto?
Y una noche el hijo de esta mujer murió, porque ella se acostó sobre él.
Mas ahora que ya ha muerto, ¿para qué he de ayunar? ¿Podré yo hacerle volver? Yo iré a él, mas él no volverá a mí.
Y se fue y se sentó enfrente, alejándose como a un tiro de arco; porque decía: No veré cuando el muchacho morirá: y se sentó enfrente, y alzó su voz y lloró.
Y el hermano entregará a muerte al hermano, y el padre al hijo; y se levantarán los hijos contra los padres, y los harán morir.
Y el hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y los hijos se levantarán contra sus padres, y los harán morir.
Porque la muerte ha subido por nuestras ventanas, ha entrado en nuestros palacios; para talar a los niños de las calles y a los jóvenes de las plazas.
Y heriré a sus hijos con muerte; y todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriño los riñones y los corazones; y daré a cada uno de vosotros según sus obras.
Y tú levántate, y vete a tu casa; y al poner tu pie en la ciudad, morirá el niño.
Los padres no morirán por los hijos, ni los hijos por los padres; cada uno morirá por su pecado.
Herodes entonces, al verse burlado de los sabios, se llenó de ira, y mandó matar a todos los niños de dos años para abajo que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme al tiempo que había inquirido de los sabios.
Cuando alguno tuviere hijo contumaz y rebelde, que no obedeciere a la voz de su padre ni a la voz de su madre, y habiéndolo castigado, no les obedeciere;
Y le dijeron sus siervos: ¿Qué es esto que has hecho? Viviendo aún el niño, ayunabas y llorabas por él; y muerto el niño, te levantaste y comiste pan.
Te ruego que vayas ahora corriendo a recibirla, y dile: ¿Te va bien a ti? ¿Le va bien a tu marido, y a tu hijo? Y ella respondió: Bien.
Castiga a tu hijo en tanto que hay esperanza, y no dejes que tu alma se detenga por causa de su llanto.
Entonces la otra mujer dijo: No; mi hijo es el que vive, y tu hijo es el muerto. Y la otra volvió a decir: No; tu hijo es el muerto, y mi hijo es el que vive. Así hablaban delante del rey.
Y cuando Eliseo entró en la casa, he aquí que el niño estaba muerto, tendido sobre su cama.
De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino.
Y entrando, les dijo: ¿Por qué alborotáis y lloráis? La muchacha no está muerta, sino duerme.
He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el alma que pecare, esa morirá.
les dijo: Apartaos, que la muchacha no está muerta, sino duerme. Y se burlaban de Él.
Y al tiempo que moría, le decían las que estaban junto a ella: No tengas temor, porque has dado a luz un hijo. Mas ella no respondió, ni puso atención.
diciendo: Maestro, Moisés dijo: Si alguno muriere sin hijos, su hermano se casará con su esposa, y levantará descendencia a su hermano.
En esto son manifiestos los hijos de Dios, y los hijos del diablo; todo el que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios.
Y cuando yo me levanté por la mañana para dar el pecho a mi hijo, he aquí que estaba muerto; mas le observé por la mañana, y vi que no era mi hijo, el que yo había dado a luz.
Y la tomó el segundo, y murió, y tampoco él dejó descendencia; y el tercero, de la misma manera.
No habrá más allí niño que muera de días, ni viejo que sus días no cumpla; porque el niño morirá de cien años, y el pecador de cien años, será maldito.
Y la tomaron los siete, y no dejaron descendencia; a la postre murió también la mujer.
Y habiéndole él tomado, y traído a su madre, estuvo sentado sobre sus rodillas hasta el mediodía, y murió.
No rehúses corregir al muchacho; porque si lo castigas con vara, no morirá.
Si el hombre engendrare cien hijos, y viviere muchos años, y los días de su edad fueren numerosos; si su alma no se sació del bien, y también careció de sepultura, yo digo que el abortivo es mejor que él.
Porque yo no quiero la muerte del que muere, dice el Señor Jehová, convertíos, pues, y viviréis.
diciendo: Levántate, toma al niño y a su madre, y vete a la tierra de Israel, porque han muerto los que procuraban la muerte del niño.
Y aconteció después de la muerte de Moisés siervo de Jehová, que Jehová habló a Josué hijo de Nun, ministro de Moisés, diciendo:
Tú lo castigarás con vara, y librarás su alma del infierno.
Así murió Raquel, y fue sepultada en el camino del Efrata, la cual es Belén.
Hubo, pues, siete hermanos; y el primero tomó esposa, y murió sin hijos.
Estas dos cosas te vendrán de repente en un mismo día, orfandad y viudez; en toda su fuerza vendrán sobre ti, por la multitud de tus hechicerías y por tus muchos encantamientos.
y morirá todo primogénito en tierra de Egipto, desde el primogénito de Faraón que se sienta en su trono, hasta el primogénito de la sierva que está tras el molino; y todo primogénito de las bestias.
Y aconteció que al salírsele el alma (pues murió), llamó su nombre Benoni; mas su padre lo llamó Benjamín.
Porque no pueden morir ya más; pues son iguales a los ángeles, y son hijos de Dios, siendo hijos de la resurrección.
Voz fue oída en Ramá, lamentación, lloro y gemido grande, Raquel que llora a sus hijos, y no quiso ser consolada, porque perecieron.
y librar a los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre.
Y oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.
Mas no mató a los hijos de los que le mataron, conforme a lo que está escrito en el libro de la ley de Moisés, donde Jehová mandó, diciendo: No matarán a los padres por los hijos, ni a los hijos por los padres; sino que cada uno morirá por su pecado.
Y muerto Herodes, he aquí un ángel del Señor apareció en un sueño a José en Egipto,
Cuando hermanos habitaren juntos, y muriere alguno de ellos, y no tuviere hijo, la esposa del muerto no se casará fuera con hombre extraño: su cuñado entrará a ella, y la tomará por su esposa, y hará con ella parentesco.
En aquellos días Ezequías enfermó de muerte. Y vino a él el profeta Isaías, hijo de Amoz, y le dijo: Jehová dice así: Pon tu casa en orden, porque morirás, y no vivirás.
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