15 Versículo de la Biblia sobre las actitudes durante la espera de la segunda venida
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y vosotros semejantes a hombres que esperan cuando su señor ha de volver de las bodas; para que cuando viniere, y tocare, luego le abran.
Y el Dios de paz os santifique completamente; para que vuestro espíritu, alma y cuerpo sea guardado entero sin reprensión para la venida del Señor nuestro, Jesús el Cristo.
Te mando delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Cristo Jesús, que testificó la buena profesión delante de Poncio Pilato, que guardes el mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta que aparezca nuestro Señor Jesús el Cristo, al cual a su tiempo mostrará el Bienaventurado y solo Poderoso, Rey de reyes, y Señor de señores;
Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, la caridad, la tolerancia, la mansedumbre. Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual así mismo eres llamado, habiendo hecho buena profesión delante de muchos testigos. Te mando delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Cristo Jesús, que testificó la buena profesión delante de Poncio Pilato,Leer más.
que guardes el mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta que aparezca nuestro Señor Jesús el Cristo, al cual a su tiempo mostrará el Bienaventurado y solo Poderoso, Rey de reyes, y Señor de señores; el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver; al cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén.
Velad pues, porque no sabéis cuándo el Señor de la casa vendrá; si a la tarde, o a la medianoche, o al canto del gallo, o a la mañana;
Pues, hermanos, sed pacientes hasta la venida del Señor. Mirad que el labrador espera el precioso fruto de la tierra, esperando pacientemente, hasta que reciba la lluvia temprana y tardía.
Y mientras que ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban apercibidas, entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta.
Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque son venidas las bodas del Cordero, y su mujer se ha aparejado.
Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras lámparas encendidas;
Por tanto, no durmamos como los demás; antes velemos y seamos sobrios.
Conviene, pues, que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, vigilante, templado, de afectos mundanos mortificados, hospedador, apto para enseñar; no dado al vino, no heridor, no codicioso de ganancias deshonestas, sino moderado, no litigioso, ajeno de avaricia; que gobierne bien su casa, que tenga sus hijos en sujeción con toda integridadLeer más.
(porque el que no sabe gobernar su casa, ¿cómo cuidará de la Iglesia de Dios?); no un neófito, para que inflándose no caiga en juicio del diablo. También conviene que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en vergüenza y en lazo del diablo. Los diáconos asimismo, honestos, no de dos lenguas, no dados a mucho vino, no amadores de ganancias deshonestas; que tengan el misterio de la fe juntamente con limpia conciencia. Y éstos también sean antes probados; y así ministren, si fueren irreprensibles. Las mujeres asimismo honestas, no detractoras; templadas, fieles en todo.
sino hospedador, amador de los buenos, templado, justo, santo, continente;
Que los viejos sean templados, venerables, prudentes, sanos en la fe, en la caridad, en la tolerancia. Las ancianas, asimismo, se distingan en un porte santo; no calumniadoras, no dadas al mucho vino, maestras de honestidad; que enseñen a las mujeres jóvenes a ser prudentes, a que amen a sus maridos, a que amen a sus hijos,Leer más.
a que sean templadas, castas, que tengan buen cuidado de la casa, excelentes, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada. Exhorta asimismo a los jóvenes a que sean templados; mostrándote en todo por ejemplo de buenas obras; en doctrina haciendo ver integridad, seriedad, pureza, palabra sana, e irreprensible; que el adversario se avergüence, no teniendo ningún mal que decir de vosotros. Exhorta a los siervos a que sean sujetos a sus señores, que agraden en todo, no respondones; en nada defraudando, antes mostrando toda buena lealtad, para que adornen en todo la doctrina de nuestro Salvador Dios. Porque la gracia de Dios que trae salvación, se manifestó a todos los hombres. Enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo templada, justa, y píamente,
Por lo cual, teniendo los lomos de vuestro entendimiento ceñidos con templanza, esperad perfectamente en la gracia que os es presentada cuando Jesús el Cristo, os es manifestado,
Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, templados, y velad en oración.