Come, hijo mío, de la miel, porque es buena, y del panal dulce a tu paladar;
¿Hallaste la miel? Come lo que te basta; no sea que hastiado de ella, la vomites.
¡Cuán dulces han sido a mi paladar tus dichos! Más que la miel a mi boca.
Comer mucha miel no es bueno; ni inquirir de su propia gloria es gloria.
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Sagradas Escrituras (1569)