'Que' en la Biblia
Palabra del SEÑOR que vino a Joel, hijo de Petuel.
Lo que dejó la oruga, lo comió la langosta; Lo que dejó la langosta, lo comió el pulgón; Y lo que dejó el pulgón, lo comió el saltón.
Despierten, borrachos, y lloren, Y giman todos los que beben vino, A causa del vino dulce Que les quitan de la boca.
Como estrépito de carros Saltan sobre las cumbres de los montes, Como el crepitar de llama de fuego que consume la hojarasca, Como pueblo poderoso dispuesto para la batalla.
El SEÑOR da Su voz delante de Su ejército, Porque es inmenso Su campamento, Porque poderoso es el que ejecuta Su palabra. Grande y terrible es en verdad el día del SEÑOR, ¿Y quién podrá soportarlo?
Entre el pórtico y el altar, Lloren los sacerdotes, ministros del SEÑOR, Y digan: ``Perdona, oh SEÑOR, a Tu pueblo, Y no entregues Tu heredad al oprobio, A la burla entre las naciones. ¿Por qué han de decir entre los pueblos: `Dónde está su Dios?'"
``Entonces los compensaré por los años En que devoraban la langosta, El pulgón, el saltón y la oruga, Mi gran ejército, que envié contra ustedes.
Tendrán mucho que comer y se saciarán, Y alabarán el nombre del SEÑOR su Dios, Que ha obrado maravillosamente con ustedes; Y nunca jamás será avergonzado Mi pueblo.
Y sabrán que en medio de Israel estoy Yo, Y que Yo soy el SEÑOR su Dios Y no hay otro. Nunca jamás será avergonzado Mi pueblo.
Y sucederá que después de esto, Derramaré Mi Espíritu sobre toda carne; Y sus hijos y sus hijas profetizarán, Sus ancianos soñarán sueños, Sus jóvenes verán visiones.
El sol se convertirá en tinieblas, Y la luna en sangre, Antes que venga el día del SEÑOR, grande y terrible.
Y todo aquél que invoque el nombre del SEÑOR Será salvo; Porque en el Monte Sion y en Jerusalén Habrá salvación, Como ha dicho el SEÑOR, Y entre los sobrevivientes {estarán} los que el SEÑOR llame.
"Además, Tiro, Sidón y todas las regiones de Filistea ¿qué tienen ustedes que ver conmigo? ¿Acaso se quieren vengar de Mí? Si de esta manera se vengan de Mí, bien pronto haré volver su venganza sobre su cabeza.
Metan la hoz, porque la cosecha está madura; Vengan, pisen, que el lagar está lleno; Las tinajas rebosan, porque grande es su maldad.
Entonces sabrán que Yo soy el SEÑOR su Dios, Que habito en Sion, Mi santo monte. Y Jerusalén será santa, Y los extranjeros no pasarán más por ella.
Y sucederá que en aquel día Los montes destilarán vino dulce, Las colinas fluirán leche, Y por todos los arroyos de Judá correrán las aguas; Brotará un manantial de la casa del SEÑOR Y regará el Valle de Sitim.
Y Yo vengaré su sangre, {que aún} no he vengado, Pues el SEÑOR habita en Sion.