'Voz' en la Biblia
Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó su voz, y les habló diciendo: Varones judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras.
Y ellos, habiéndolo oído, alzaron unánimes la voz a Dios, y dijeron: Señor, tú eres Dios, que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay;
Y mirándolo Moisés, se maravilló de la visión; y acercándose para observar, vino a él la voz del Señor,
Y arrodillándose, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió.
y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?
Y los hombres que iban con Saulo, se pararon atónitos, oyendo a la verdad la voz, pero sin ver a nadie.
Y le vino una voz: Levántate, Pedro, mata y come.
Y le habló la voz la segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común.
Y oí una voz que me decía: Levántate, Pedro, mata y come.
Entonces la voz me respondió del cielo por segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común.
la cual, cuando reconoció la voz de Pedro, de gozo no abrió la puerta, sino que corrió adentro, y dio la nueva de que Pedro estaba a la puerta.
Y el pueblo aclamaba, diciendo: ¡Voz de un dios, y no de hombre!
dijo a gran voz: Levántate derecho sobre tus pies. Y él saltó, y anduvo.
Y cuando la gente vio lo que Pablo había hecho, alzó su voz, diciendo en lengua licaónica: Los dioses en semejanza de hombres han descendido a nosotros.
Mas Pablo clamó a gran voz, diciendo: No te hagas ningún daño, pues todos estamos aquí.
Pero cuando supieron que era judío, todos a una voz gritaron casi por dos horas: ¡Grande es Diana de los efesios!
y caí al suelo, y oí una voz que me decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?
Y los que estaban conmigo vieron a la verdad la luz, y se espantaron; mas no oyeron la voz del que hablaba conmigo.
Y él dijo: El Dios de nuestros padres te ha escogido, para que conozcas su voluntad, y veas al Justo, y oigas la voz de su boca.
Y le oyeron hasta esta palabra; entonces alzaron la voz, diciendo: Quita de la tierra a tal hombre, porque no conviene que viva.
Y cuando Pablo percibió que una parte era de saduceos, y la otra de fariseos, alzó la voz en el concilio: Varones hermanos, yo siendo fariseo, hijo de fariseo; de la esperanza y de la resurrección de los muertos soy juzgado.
a no ser por aquella voz, que clamé estando entre ellos: Acerca de la resurrección de los muertos soy juzgado hoy por vosotros.
Y habiendo caído todos nosotros en tierra, oí una voz que me hablaba, y decía en lengua hebrea: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra los aguijones.
Y diciendo él estas cosas en su defensa, Festo a gran voz dijo: Estás loco, Pablo; las muchas letras te vuelven loco.