Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta Profecía, y guardan las cosas que en ella están escritas, porque el tiempo está cerca.

Y él dijo: Antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan.

Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora nos está más cerca nuestra salud que cuando creímos.

Y me dijo: No selles las palabras de la profecía de este libro; porque el tiempo está cerca.

Y he aquí, yo vengo presto, y mi galardón está conmigo, para recompensar a cada uno según fuere su obra.

Bienaventurado el hombre que me oye, trasnochando a mis puertas cada día, guardando los umbrales de mis entradas.

Bienaventurado el que esperare, y llegare hasta mil trescientos treinta y cinco días.

Sed también vosotros pacientes, y confirmad vuestros corazones, porque la venida del Señor se acerca.

Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, templados, y velad en oración.

Mas, oh amados, no ignoréis una cosa: y es que un día delante del Señor es como mil años y mil años son como un día.

Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor Dios de los santos profetas ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que es necesario que sean hechas presto.

El que da testimonio de estas cosas, dice: Ciertamente, vengo en breve. Amén, sea así. ¡Ven, Señor Jesús!

Tesoro del Conocimiento Bíblico no añadido

Sagradas Escrituras (1569)

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