He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra se lamentarán sobre él. Así sea. Amén.

Veía en la visión de la noche, y he aquí en las nubes del cielo como un hijo de hombre que venía, y llegó hasta el Anciano de gran edad, y le hicieron llegar delante de él.

Y derramaré sobre la Casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, Espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y harán llanto sobre él, como llanto sobre unigénito, afligiéndose sobre él como quien se aflige sobre primogénito.

Y entonces se mostrará la señal del Hijo del hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del hombre que vendrá sobre las nubes del cielo, con grande poder y gloria.

Y también otra Escritura dice: Verán a aquel al cual traspasaron.

luego nosotros, los que vivimos, los que quedamos, y juntamente con ellos seremos arrebatados en las nubes a recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.

Porque perros me han rodeado, me ha cercado cuadrilla de malignos; horadaron mis manos y mis pies.

Jesús le dijo: Tú lo has dicho; y aun os digo, que desde ahora habéis de ver al Hijo del hombre sentado a la diestra de la potencia, y que viene en las nubes del cielo.

y entonces verán al Hijo del hombre, que vendrá en las nubes con mucha potestad y gloria.

Y Jesús le dijo: YO SOY; y veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra de la Potencia de Dios , y viniendo en las nubes del cielo.

Y entonces verán al Hijo del hombre, que vendrá en una nube con potestad y gran gloria.

pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y luego salió sangre y agua.

Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado; y una nube le recibió y le quitó de sus ojos.

Y esperar a su Hijo de los cielos, al cual resucitó de los muertos: a Jesús, el cual nos libró de la ira que ha de venir.

De los cuales también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, el Señor es venido con sus santos millares,

Lo veré, mas no ahora; lo miraré, mas no de cerca; SALDRA ESTRELLA DE JACOB, y se levantará cetro de Israel, y herirá los cantones de Moab, y destruirá a todos los hijos de Set.

Así perezcan todos tus enemigos, oh SEÑOR; mas los que te aman, sean como el sol cuando nace en su fuerza. Y la tierra reposó cuarenta años.

y después desde esta mi piel rota, y desde mi propia carne tengo que ver a Dios.

Orará a Dios, y le amará, y verá su faz con júbilo; y él dará al hombre el pago de su justicia.

Al Vencedor: de David: Salmo de Canción. Levántese Dios, sean esparcidos sus enemigos, y huyan delante de El los que le aborrecen.

Nube y oscuridad alrededor de él; justicia y juicio son el asiento de su trono.

Carga de Egipto. He aquí que el SEÑOR cabalga sobre una nube ligera, y vendrá en Egipto, y los ídolos de Egipto se moverán delante de él; y el corazón de Egipto se desleirá en medio de él.

El SEÑOR es tardo para la ira, y grande en poder, y no tendrá al culpado por inocente. El SEÑOR cuyo camino es en tempestad y turbión, y las nubes son el polvo de sus pies.

Mas Jesús, vuelto a ellas, les dijo: Hijas de Jerusalén, no me lloréis a mí, mas llorad por vosotras mismas, y por vuestros hijos.

y recayeron, sean renovados de nuevo por arrepentimiento colgando en el madero otra vez para sí mismos al Hijo de Dios, y exponiéndolo a vituperio.

¿Cuánto pensáis que será más digno de mayor castigo, el que hollare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del testamento en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?

Muy amados, ahora somos hijos de Dios, y aun no es manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que si él apareciere (en nosotros) , seremos semejantes a él, porque le veremos como él es.

Y los reyes de la tierra, y los príncipes, y los ricos, y los capitanes, y los fuertes, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las piedras de los montes;

Y miré, y he aquí una nube blanca; y sobre la nube uno sentado semejante al Hijo del hombre, que tenía en su cabeza una corona de oro, y en su mano una hoz aguda.

Los mercaderes de estas cosas, que se han enriquecido por ella, se pondrán lejos de ella por el temor de su tormento, llorando y lamentando,

Después de estas cosas oí una gran voz de gran compañía en el cielo, que decía: Alelu-JAH. Salvación y honra y gloria y potencia al Señor Dios nuestro,

Y verán su rostro; y su Nombre estará en sus frentes.

El que da testimonio de estas cosas, dice: Ciertamente, vengo en breve. Amén, sea así. ¡Ven, Señor Jesús!

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Sagradas Escrituras (1569)

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