y blasfemaron del Dios del cielo por sus dolores, y por sus plagas, y no se enmendaron de sus obras.

Y los hombres se inflamaron con el gran calor, y blasfemaron el nombre de Dios, que tiene potestad sobre estas plagas, y no se enmendaron para darle gloria.

Y el primero fue, y derramó su copa en la tierra; y fue hecha una plaga mala y dañosa sobre los hombres que tenían la marca de la bestia, y sobre los que adoraban su imagen.

Y descendió del cielo sobre los hombres un gran granizo cada piedra como del peso de un talento; y los hombres blasfemaron de Dios por la plaga del granizo, porque su plaga fue hecha muy grande.

Y le he dado tiempo para que se arrepienta de la fornicación; y no se ha arrepentido.

Y en aquella hora fue hecho gran temblor de tierra, y la décima parte de la ciudad cayó, y fueron muertos en el temblor de tierra los nombres de siete mil hombres; y los demás fueron espantados, y dieron gloria al Dios del cielo.

Así dice Ciro rey de los persas: El SEÑOR Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra; y él me ha encargado que le edifique Casa en Jerusalén, que es en Judá. ¿Quién de vosotros hay de todo su pueblo? El SEÑOR su Dios sea con él, y suba.

Así dijo Ciro rey de Persia: El SEÑOR Dios de los cielos me ha dado todos los reinos de la tierra, y me ha mandado que le edifique Casa en Jerusalén, que está en Judá.

Y nos respondieron diciendo así: Nosotros somos siervos del Dios del cielo y de la tierra, y reedificamos la Casa que ha sido edificada hace muchos años, la cual edificó y fundó el gran rey de Israel.

para que ofrezcan olores de holganza al Dios del cielo, y oren por la vida del rey y por sus hijos.

Artajerjes, rey de los reyes, a Esdras sacerdote, escriba perfecto de la ley del Dios del cielo y a Cheenet:

Y por mí el rey Artajerjes es dado mandamiento a todos los tesoreros que están al otro lado del río, que todo lo que os demandare Esdras sacerdote, escriba de la ley del Dios del cielo, se le conceda luego,

Todo lo que es mandado por el Dios del cielo, sea hecho prestamente para la Casa del Dios del cielo; pues, ¿por qué habría de ser su ira contra el reino del rey y de sus hijos?

Y fue que, cuando yo oí estas palabras, me senté y lloré, y me enluté por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos.

Y me dijo el rey: ¿Qué cosa pides? Entonces oré al Dios de los cielos,

Alabad al Dios de los cielos; porque para siempre es su misericordia.

para demandar misericordias del Dios del cielo sobre este misterio, y que Daniel y sus compañeros no perecieran con los otros sabios de Babilonia.

Y en los días de estos reyes, el Dios del cielo levantará un Reino que eternalmente no se corromperá; y no será dejado a otro pueblo este reino; el cual desmenuzará y consumirá todos estos reinos, y él permanecerá para siempre.

Y él les respondió: Hebreo soy, y temo al SEÑOR, Dios de los cielos, que hizo el mar y la tierra seca.

Mas los malos hombres y los engañadores, irán de mal en peor, engañados y engañando a otros.

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