Después de estas cosas oí una gran voz de gran compañía en el cielo, que decía: Alelu-JAH. Salvación y honra y gloria y potencia al Señor Dios nuestro,

Y el séptimo ángel tocó la trompeta. Y fueron hechas grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos de este mundo son reducidos a nuestro Señor y a su Cristo; y reinará para siempre jamás.

Y oí como la voz de una gran compañía, y como ruido de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que decían: ¡Alelu-JAH, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso ha reinado!

Y oí una gran voz en el cielo que decía: Ahora es hecha en el cielo salvación, y virtud, y Reino de nuestro Dios, y potencia de su Cristo; porque el acusador de nuestros hermanos es ya derribado, el cual los acusaba delante de nuestro Dios día y noche.

Y otra vez dijeron: Alelu-JAH. Y su humo subió para siempre jamás.

Tuya es, oh SEÑOR, la magnificencia, y el poder, y la gloria, la victoria, y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh SEÑOR, es el reino, y la altura sobre todos los que están por cabeza.

Del SEÑOR es la salud: Sobre tu pueblo será tu bendición. (Selah.)

Alelu-JAH. Alabad al SEÑOR, porque es bueno; porque para siempre es su misericordia.

Alef Alabaré al SEÑOR con todo el corazón, Bet en la compañía y en la congregación de los rectos.

mas nosotros bendeciremos a JAH, desde ahora y para siempre. Alelu-JAH.

Alaba, oh alma mía, al SEÑOR.

Alabad a Dios desde los cielos; alabadle en las alturas.

Cantad al SEÑOR canción nueva; su alabanza sea en la congregación de los misericordiosos.

Alabad a Dios en su santuario; alabadle en el extendimiento de su fortaleza.

Mas yo alabándote con voz de confesión te sacrificaré; pagaré lo que prometí. Al SEÑOR sea el salvamento.

Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el Reino, y la potencia, y la gloria, por todos los siglos. Amén.

Pero por esto fui recibido a misericordia, para que Cristo Jesús mostrara primero en mí, toda su clemencia, para ejemplo de los que habían de creer en él para vida eterna.

los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono, y adoraban al que vive para siempre jamás; y echan sus coronas delante del trono, diciendo:

y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro, y de abrir sus sellos; porque tú fuiste muerto, y nos has redimido para Dios con tu sangre, de todo linaje y lengua y pueblo y nación;

y clamaban a alta voz, diciendo: Salvación al que está sentado sobre el trono de nuestro Dios, y al Cordero.

Y después de estas cosas vi otro ángel descender del cielo teniendo grande potencia, y la tierra fue alumbrada de su gloria;

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