Daniel 12:13
Y tú irás al fin, y reposarás, y te levantarás en tu suerte (o en tu herencia) al fin de los días.
Apocalipsis 14:13
Y oí una voz del cielo que me decía: Escribe: Bienaventurados son los muertos, que de aquí en adelante mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, que descansan de sus labores; y sus obras los siguen.
Salmos 1:5
Por tanto no se levantarán los malos en el juicio; ni los pecadores en la congregación de los justos.
Salmos 16:5
El SEÑOR es la porción de mi parte y de mi copa; tú sustentarás mi suerte.
Isaías 57:1-2
Perece el justo, y no hay quien eche de ver; y los misericordiosos son recogidos, y no hay quien entienda que delante de la aflicción es recogido el justo.
Daniel 12:3
Y los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad.
Zacarías 3:7
Así dice el SEÑOR de los ejércitos: Si anduvieres por mis caminos, y si guardares mi ordenanza, también tú gobernarás mi Casa, también tú guardarás mis atrios, y entre éstos que aquí están te daré plaza.
Mateo 19:28
Y Jesús les dijo: De cierto os digo, que vosotros que me habéis seguido, en la regeneración, cuando se siente el Hijo del hombre en el trono de su gloria, vosotros también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.
Lucas 2:29-30
Ahora despides, Señor, a tu siervo, Conforme a tu palabra, en paz;
Lucas 21:36
Velad pues, orando en todo tiempo, que seáis tenidos por dignos de evitar todas estas cosas que han de venir, y de estar en pie delante del Hijo del hombre.
2 Corintios 5:1
Porque sabemos, que si la casa terrestre de nuestra habitación se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa, no hecha de manos, eterna, en los cielos.
2 Tesalonicenses 1:7
y a vosotros, que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús del cielo con los ángeles de su potencia,
2 Timoteo 4:7-8
He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.
Judas 1:14-15
De los cuales también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, el Señor es venido con sus santos millares,
Tesoro del Conocimiento Bíblico no añadido