Porque ¿quién sabe cuál es el bien del hombre en la vida, todos los días de la vida de su vanidad, los cuales él pasa como sombra? Porque ¿quién enseñará al hombre qué será después de él debajo del sol?

Que sale como una flor y es cortado; y huye como la sombra, y no permanece.

Así que he visto que no hay cosa mejor que alegrarse el hombre con lo que hiciere; porque ésta es su parte; porque ¿quién lo llevará para que vea lo que ha de ser después de él?

Pero no le irá bien al impío, ni le serán prolongados sus días, que son como sombra; por cuanto no teme ante la presencia de Dios.

cuando no sabéis lo que será mañana. Porque, ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es un vapor que aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece.

Porque nosotros, extranjeros y advenedizos somos delante de ti, como todos nuestros padres; y nuestros días cual sombra sobre la tierra, y nadie permanece.

porque nosotros somos de ayer y nada sabemos, pues nuestros días sobre la tierra son como una sombra.

Sus hijos alcanzan honor, y él no lo sabe; o son humillados, y no entiende de ellos.

Muchos dicen: ¿Quién nos mostrará el bien? Alza sobre nosotros, oh Jehová, la luz de tu rostro.

Jehová es la porción de mi herencia y de mi copa. Tú sustentas mi suerte.

En cuanto a mí, yo en justicia veré tu rostro; quedaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza.

He aquí diste a mis días término corto, y mi edad es como nada delante de ti: Ciertamente el hombre, aun en su mejor estado, es completa vanidad. (Selah)

Él nos elegirá nuestras heredades; la hermosura de Jacob, al cual amó. (Selah)

Acuérdate de cuán breve es mi tiempo: ¿Por qué habrás creado en vano a todos los hijos del hombre?

Los días de nuestra edad son setenta años; y en los más robustos son ochenta años, con todo, su fortaleza es molestia y trabajo; porque es cortado presto, y volamos.

Mis días son como la sombra que se va; y me he secado como la hierba.

Me voy como la sombra cuando declina; soy sacudido como langosta.

El hombre es semejante a la vanidad: Sus días son como la sombra que pasa.

Propuse en mi corazón agasajar mi carne con vino, y que anduviese mi corazón en sabiduría, con retención de la necedad, hasta ver cuál fuese el bien de los hijos de los hombres, en el cual se ocuparan debajo del cielo todos los días de su vida.

Porque no sabe lo que ha de ser; y el cuándo haya de ser, ¿quién se lo enseñará?

También su amor, su odio y su envidia, fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol.

El fin de todo el discurso oído es éste: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre.

Mi porción es Jehová, dijo mi alma; por tanto en Él esperaré.

Oh hombre, Él te ha declarado lo que es bueno, y ¿qué pide Jehová de ti? Solamente hacer justicia, y amar misericordia, y caminar humildemente con tu Dios.

Tesoro del Conocimiento Bíblico no añadido

Reina Valera Gómez (© 2010)

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