Isaías 1:23

Tus príncipes, prevaricadores y compañeros de ladrones; todos aman el soborno, y van tras las recompensas; no oyen en juicio al huérfano, ni llega a ellos la causa de la viuda.

Éxodo 23:8

No recibirás soborno; porque el soborno ciega a los que ven, y pervierte las palabras de los justos.

Miqueas 7:3

Para completar la maldad con sus manos, el príncipe demanda, y el juez juzga por recompensa; y el grande habla el antojo de su alma, y lo confirman.

Zacarías 7:10

no agraviéis a la viuda, ni al huérfano, ni al extranjero, ni al pobre; ni ninguno piense mal en su corazón contra su hermano.

Deuteronomio 16:19

No tuerzas el derecho; no hagas acepción de personas, ni tomes soborno; porque el soborno ciega los ojos de los sabios, y pervierte las palabras de los justos.

2 Crónicas 24:17-21

Muerto Joiada, vinieron los príncipes de Judá, y adoraron al rey; y el rey les oyó.

2 Crónicas 36:14

Y también todos los príncipes de los sacerdotes, y el pueblo, aumentaron la rebelión, rebelándose conforme a todas las abominaciones de los gentiles, y contaminando la Casa del SEÑOR, la cual él había santificado en Jerusalén.

Proverbios 17:23

El impío toma soborno en secreto para pervertir las veredas del derecho.

Proverbios 29:24

El cómplice del ladrón aborrece su vida; oirá maldiciones, y no lo denunciará.

Isaías 3:14

El SEÑOR vendrá a juicio contra los ancianos de su pueblo, y contra sus príncipes; porque vosotros habéis devorado la viña, y el despojo del pobre está en vuestras casas.

Isaías 10:1-2

¡Ay de los que establecen leyes injustas, y determinando prescriben tiranía,

Isaías 33:15

El que camina en justicia, el que habla rectitud, el que aborrece la ganancia de violencias, el que sacude sus manos de recibir soborno; el que tapa su oreja, por no oír sangre; el que aprieta sus ojos, por no ver cosa mala;

Jeremías 5:5

Iré a los grandes, y les hablaré; porque ellos conocieron el camino del SEÑOR, el juicio de su Dios. Ciertamente ellos también quebrantaron el yugo, rompieron las coyundas.

Jeremías 5:28-29

Engordaron y se pusieron lustrosos, y aún sobrepujaron hechos de maldad; no juzgaron la causa, la causa del huérfano; con todo se hicieron prósperos, y la causa de los pobres no juzgaron.

Jeremías 22:17

Mas tus ojos y tu corazón no son sino a tu avaricia, y a derramar la sangre inocente, y a opresión, y a hacer agravio.

Ezequiel 22:6-12

He aquí que los príncipes de Israel, cada uno según su poder, fueron en ti para derramar sangre.

Daniel 9:5-6

hemos pecado, hemos hecho iniquidad, hemos obrado impíamente, y hemos sido rebeldes, y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus juicios.

Oseas 4:18

Su bebida se corrompió; fornicaron pertinazmente; sus príncipes amaron los dones, vergonzosamente.

Oseas 7:3-5

Con su maldad alegran al rey, y a los príncipes con sus mentiras.

Oseas 9:15

Toda la maldad de ellos fue en Gilgal; allí, pues, les tomé aversión: por la malicia de sus obras los echaré de mi Casa; nunca más los amaré; todos sus príncipes son desleales.

Miqueas 3:1-3

Y dije: Oíd ahora, príncipes de Jacob, y cabezas de la Casa de Israel: ¿No pertenecía a vosotros saber el derecho?

Miqueas 3:11

sus cabezas juzgan por soborno, y sus sacerdotes enseñan por precio, y sus profetas adivinan por dinero; y se arriman al SEÑOR diciendo: ¿no está el SEÑOR entre nosotros? No vendrá mal sobre nosotros.

Malaquías 3:5

Y vendré a vosotros para juicio; y seré pronto testigo contra los hechiceros y adúlteros; y contra los que juran mentira, y los que detienen el salario del jornalero, de la viuda, y del huérfano, y los que hacen agravio al extranjero, no teniendo temor de mí, dijo el SEÑOR de los ejércitos.

Mateo 21:13

Y les dice: Escrito está: Mi Casa, Casa de oración será llamada; mas vosotros cueva de ladrones la habéis hecho.

Marcos 11:17

Y les enseñaba diciendo: ¿No está escrito que mi Casa, Casa de oración será llamada por todas las naciones? Y vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.

Lucas 18:2-5

diciendo: Había un juez en una ciudad, el cual ni temía a Dios, ni respetaba a hombre.

Lucas 19:46

Diciéndoles: Escrito está: Mi Casa, Casa de oración es; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.

Hechos 4:5-11

Y aconteció al día siguiente, que se juntaron en Jerusalén los príncipes de ellos, y los ancianos, y los escribas;

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