Isaías 52:2
Sacúdete del polvo, levántate, siéntate, Jerusalén; suéltate de las ataduras de tu cuello, cautiva hija de Sion.
Isaías 51:14
El preso se da prisa para ser suelto, por no morir en la mazmorra, ni que le falte su pan.
Isaías 51:23
Y lo pondré en la mano de tus angustiadores, que dijeron a tu alma: Encórvate, y pasaremos. Y tú pusiste tu cuerpo, como tierra, y como camino, a los que pasan.
Isaías 3:26
Sus puertas se entristecerán y enlutarán, y ella, desamparada, se sentará en tierra.
Isaías 29:4
Entonces serás humillada; hablarás desde la tierra, y tu habla saldrá del polvo; y será tu voz de la tierra, como voz de pitón; y tu habla susurrará desde el polvo.
Isaías 49:21
Y dirás en tu corazón: ¿Quién me engendró éstos? Porque yo deshijada, y sola, peregrina y desterrada era ; ¿quién pues crió éstos? He aquí yo estaba dejada sola, ¿éstos de dónde vinieron ?
Isaías 61:1
El espíritu del Señor DIOS es sobre mí, porque me ungió el SEÑOR; me envió a predicar a los abatidos, a atar las llagas de los quebrantados de corazón; a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel;
Jeremías 51:6
Huid de en medio de Babilonia, y librad cada uno su alma, para que no perezcáis a causa de su maldad; porque el tiempo es de venganza del SEÑOR; le dará su pago.
Jeremías 51:45
Salid de en medio de ella, pueblo mío, y salvad cada uno su vida de la ira del furor del SEÑOR.
Jeremías 51:50
Los que escapasteis del cuchillo, andad, no os detengáis; acordaos por muchos días del SEÑOR, y acordaos de Jerusalén.
Zacarías 2:6
Eh, eh, huid de la tierra del aquilón, dice el SEÑOR, porque por los cuatro vientos de los cielos os esparcí, dice el SEÑOR.
Lucas 4:18
El Espíritu del Señor es sobre mí, por cuanto me ha ungido para predicar el evangelio a los pobres; me ha enviado para sanar a los quebrantados de corazón; para pregonar a los cautivos libertad, y a los ciegos vista; para poner en libertad a los quebrantados;
Lucas 21:24
Y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalén será hollada de los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles sean cumplidos.
Apocalipsis 18:4
Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis participantes de sus pecados, y que no recibáis de sus plagas;
Tesoro del Conocimiento Bíblico no añadido