Pero los ojos de los malos se consumirán, y no tendrán refugio; y su esperanza será como el dar el último suspiro.

Y entre estas naciones no tendrás tranquilidad, ni la planta de tu pie tendrá reposo; sino que allí Jehová te dará un corazón temeroso, y desfallecimiento de ojos, y tristeza de alma.

El que habla lisonjas a sus amigos, aun los ojos de sus hijos desfallecerán.

Si estorbé el contento de los pobres, e hice desfallecer los ojos de la viuda;

Yo también haré con vosotros esto: enviaré sobre vosotros terror, extenuación y calentura, que consuman los ojos y atormenten el alma: y sembraréis en balde vuestra semilla, porque vuestros enemigos la comerán:

Tales son los caminos de todos los que se olvidan de Dios; y la esperanza del impío perecerá:

Su confianza será arrancada de su tienda, y le conducirá esto, al rey de los espantos.

Porque ¿cuál es la esperanza del impío, por mucho que hubiere robado, cuando Dios requiera su alma?

Dios, pues, descargará sobre él, y no perdonará; hará él por huir de su mano.

No hay tinieblas ni sombra de muerte donde se oculten los que obran maldad.

Cansado estoy de llamar; mi garganta se ha enronquecido; han desfallecido mis ojos esperando a mi Dios.

Lo que el impío teme, eso le vendrá; mas a los justos les será dado lo que desean.

El que maldice a su padre o a su madre, su lámpara será apagada en oscuridad tenebrosa.

Aun han desfallecido nuestros ojos tras nuestro vano socorro: En nuestra esperanza aguardamos a una nación que no puede salvar.

y la huida perecerá del ligero, y al fuerte no le ayudará su fuerza, ni el valiente librará su vida;

Como el que huye de delante del león, y se topa con el oso; o el que entra en casa y arrima su mano a la pared, y le muerda una serpiente.

Vi al Señor que estaba sobre el altar, y dijo: Hiere el umbral, y estremézcanse las puertas: y córtales en piezas la cabeza de todos; y el postrero de ellos mataré a espada; no habrá de ellos quien se fugue, ni quien escape.

Y en el infierno alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio a Abraham de lejos, y a Lázaro en su seno.

¿cómo escaparemos nosotros, si tuviéremos en poco una salvación tan grande? La cual, habiendo sido publicada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que le oyeron;

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