Pero el hombre muere, y es cortado; Perece el hombre, ¿y dónde está él?

Así el hombre yace, y no vuelve a levantarse; hasta que no haya cielo no despertarán, ni se levantarán de su sueño.

Y cuando Jacob acabó de dar órdenes a sus hijos, encogió sus pies en la cama, y entregó el espíritu; y fue reunido con su pueblo.

¿Por qué no morí yo en la matriz, o entregué el espíritu al salir del vientre?

Acuérdate que mi vida es un soplo, y que mis ojos no volverán a ver el bien.

¿Por qué me sacaste de la matriz? Hubiera yo entregado el espíritu, y ningún ojo me habría visto.

Pero los ojos de los malos se consumirán, y no tendrán refugio; y su esperanza será como el dar el último suspiro.

Si yo espero, el sepulcro es mi casa: Haré mi cama en las tinieblas.

y después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios;

Por su maldad será lanzado el impío; mas el justo en su muerte tiene esperanza.

Mas Jesús, habiendo otra vez clamado a gran voz, entregó el espíritu.

Y aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. Y murió también el rico, y fue sepultado.

Y al instante cayó a los pies de él, y expiró; y entrando los jóvenes, la hallaron muerta; y la sacaron, y la sepultaron junto a su marido.

Tesoro del Conocimiento Bíblico no añadido

Reina Valera Gómez (© 2010)

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