Tú llamarás, y te responderé yo; tendrás placer en la obra de tus manos.

¿Te parece bien que oprimas, que deseches la obra de tus manos, y que resplandezcas sobre el consejo de los impíos?

Llama luego, y yo responderé; o yo hablaré, y respóndeme tú.

¿Y por qué no perdonas mi rebelión, y quitas mi iniquidad? Porque ahora dormiré en el polvo, y si me buscares de mañana, ya no estaré.

Tus manos me hicieron y me formaron, ¿y luego te vuelves y me deshaces?

Convocará a los cielos de arriba, y a la tierra, para juzgar a su pueblo.

Jehová cumplirá su propósito en mí. Tu misericordia, oh Jehová, es para siempre; no desampares la obra de tus manos.

Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, juntamente con ellos seremos arrebatados en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.

Por tanto, los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden a Él sus almas, como a fiel Creador, haciendo el bien.

Y ahora, hijitos, permaneced en Él; para que cuando Él apareciere, tengamos confianza, y no seamos avergonzados delante de Él en su venida.

Tesoro del Conocimiento Bíblico no añadido

Reina Valera Gómez (© 2010)

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