He aquí que ni aun la misma luna será resplandeciente, ni las estrellas son limpias delante de sus ojos.

He aquí que en sus santos no confía, y ni aun los cielos son limpios delante de sus ojos:

Ciertamente yo lo llevaría sobre mi hombro, y me lo ceñiría como una corona.

La luna se avergonzará, y el sol se confundirá, cuando Jehová de los ejércitos reine gloriosamente en el monte de Sión, y en Jerusalén, y delante de sus ancianos.

El sol nunca más te servirá de luz para el día, ni el resplandor de la luna te alumbrará; sino que Jehová te será por luz perpetua, y el Dios tuyo por tu gloria.

Porque aun lo que fue glorioso, no es glorioso en este respecto, en comparación a la gloria más excelente.

Tesoro del Conocimiento Bíblico no añadido

Reina Valera Gómez (© 2010)

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