Su hermosura, ¿no se pierde con ellos mismos? Mueren, aun sin sabiduría.

Pero si no oyeren, serán pasados a espada, y perecerán sin sabiduría.

Los que te aborrecen, serán vestidos de vergüenza; y la habitación de los impíos perecerá.

Ciertamente tales son las moradas del impío, Y éste será el lugar del que no conoció a Dios.

He aquí diste a mis días término corto, y mi edad es como nada delante de ti: Ciertamente el hombre, aun en su mejor estado, es completa vanidad. (Selah)

Con castigos sobre el pecado corriges al hombre, y haces consumirse como de polilla su grandeza: Ciertamente vanidad es todo hombre. (Selah)

Como rebaños serán puestos en la sepultura; la muerte se cebará en ellos; y los rectos señorearán sobre ellos por la mañana; y su buen parecer se consumirá en el sepulcro de su morada.

El hombre que está en honra y no entiende, semejante es a las bestias que perecen.

No confiéis en los príncipes, ni en hijo de hombre, porque no hay en él salvación.

Dejaos del hombre, cuyo aliento está en su nariz; porque ¿de qué es él estimado?

Los que te vean, te observarán, te contemplarán, diciendo: ¿Es éste aquel varón que hacía temblar la tierra, que trastornaba los reinos;

Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?

Y aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. Y murió también el rico, y fue sepultado.

Porque apenas se levanta el sol con ardor, y la hierba se seca, y la flor se cae, y perece su hermosa apariencia; así también se marchitará el rico en todos sus caminos.

Tesoro del Conocimiento Bíblico no añadido

Reina Valera Gómez (© 2010)

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