Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pediréis todo lo que quisiereis, y os será hecho.

Y todo lo que pidiereis en mi nombre, esto haré; para que el Padre sea glorificado en el Hijo.

Deléitate asimismo en Jehová, y Él te concederá las peticiones de tu corazón.

Se hallaron tus palabras, y yo las comí; y tus palabras fueron para mí el gozo y la alegría de mi corazón; porque tu nombre se invocó sobre mí, oh Jehová Dios de los ejércitos.

No me elegisteis vosotros a mí; sino que yo os elegí a vosotros; y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre; Él os lo dé.

Digo, pues: Andad en el Espíritu; y no satisfagáis la concupiscencia de la carne.

Os he escrito a vosotros, padres, porque habéis conocido al que es desde el principio. Os he escrito a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes, y la palabra de Dios mora en vosotros, y habéis vencido al maligno.

Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón:

Porque entonces te deleitarás en el Omnipotente, y alzarás a Dios tu rostro.

Del mandamiento de sus labios nunca me separé; guardé las palabras de su boca más que mi comida.

En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti.

Y él me enseñaba, y me decía: Retenga tu corazón mis palabras, guarda mis mandamientos, y vivirás.

Lo que el impío teme, eso le vendrá; mas a los justos les será dado lo que desean.

Entonces nacerá tu luz como el alba, y tu sanidad se dejará ver pronto; e irá tu justicia delante de ti, y la gloria de Jehová será tu retaguardia.

Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.

Sé que sois simiente de Abraham, mas procuráis matarme, porque mi palabra no tiene cabida en vosotros.

En aquel día no me preguntaréis nada. De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará.

mas está bajo tutores y mayordomos hasta el tiempo señalado por el padre.

La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros en toda sabiduría, enseñándoos y exhortándoos unos a otros con salmos, e himnos, y cánticos espirituales, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor.

Pero la unción que vosotros habéis recibido de Él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que alguien os enseñe; sino que como la unción misma os enseña acerca de todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, y así como os ha enseñado, vosotros permaneceréis en Él.

y cualquier cosa que pidamos, la recibiremos de Él, porque guardamos sus mandamientos y hacemos las cosas que son agradables delante de Él.

Y ésta es la confianza que tenemos en Él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, Él nos oye.

El anciano a la señora elegida y a sus hijos, a quienes yo amo en la verdad; y no sólo yo, sino también todos los que han conocido la verdad,

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Reina Valera Gómez (© 2010)

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