El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él.

Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto de sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.

Y el que guarda sus mandamientos, permanece en Él, y Él en él. Y en esto sabemos que Él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado.

Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios.

«Oración de Moisés varón de Dios» Señor, tú nos has sido refugio de generación en generación.

El que habita al abrigo del Altísimo, morará bajo la sombra del Omnipotente.

Porque has puesto a Jehová, que es mi refugio, al Altísimo por tu habitación,

Mi porción es Jehová, dijo mi alma; por tanto en Él esperaré.

En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros.

Respondió Jesús y le dijo: Si alguno me ama, mis palabras guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos con él morada.

Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.

¿Y qué concierto tiene el templo de Dios con los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos; y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.

que habite Cristo por la fe en vuestros corazones; para que, arraigados y fundados en amor,

A Dios nadie le vio jamás. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se perfecciona en nosotros.

He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.

Tesoro del Conocimiento Bíblico no añadido

Reina Valera Gómez (© 2010)

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