Y aconteció que en el séptimo día, dijeron a la esposa de Sansón: Induce a tu marido a que nos declare este enigma, para que no te quememos a ti y a la casa de tu padre. ¿Nos habéis llamado aquí para despojarnos? ¿No es así?

Y dijeron los filisteos: ¿Quién hizo esto? Y les fue dicho: Sansón, el yerno del timnateo, porque le quitó a su esposa y la dio a su compañero. Y vinieron los filisteos, y quemaron a fuego a ella y a su padre.

Y vinieron a ella los príncipes de los filisteos, y le dijeron: Engáñale y mira en qué consiste su gran fuerza, y cómo lo podríamos vencer, para que lo atemos y lo atormentemos; y cada uno de nosotros te dará mil cien piezas de plata.

Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?

Y reuniéndose los varones de Efraín, pasaron hacia el norte, y dijeron a Jefté: ¿Por qué fuiste a hacer guerra contra los hijos de Amón, y no nos llamaste para que fuéramos contigo? Nosotros quemaremos a fuego tu casa contigo.

Si dijeren: Ven con nosotros, pongamos asechanzas para derramar sangre, acechemos sin motivo al inocente;

Porque los labios de la mujer extraña destilan miel, y su paladar es más suave que el aceite;

porque a causa de la mujer ramera el hombre es reducido a un bocado de pan; y la mujer adúltera caza la preciosa alma del varón.

No creáis en amigo, ni confiéis en príncipe: de la que duerme a tu lado, guarda, no abras tu boca.

Tesoro del Conocimiento Bíblico no añadido

Reina Valera Gómez (© 2010)

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