Y ellos le respondieron: Calla, pon la mano sobre tu boca, y vente con nosotros, para que seas nuestro padre y sacerdote. ¿Es mejor que seas tú sacerdote en casa de un solo hombre, que de una tribu y familia de Israel?

Entonces Micaía le dijo: Quédate en mi casa, y me serás en lugar de padre y sacerdote; y yo te daré diez siclos de plata por año, y vestidura, y tu comida. Y el levita se quedó.

Miradme, y espantaos, y poned la mano sobre la boca.

Los príncipes detenían sus palabras, ponían la mano sobre su boca;

Las naciones verán, y quedarán confundidas de todo su poderío; pondrán la mano sobre su boca, ensordecerán sus oídos.

Si neciamente te has enaltecido; y si mal pensaste, pon la mano sobre tu boca.

Y cuando los vio el rey de Israel, dijo a Eliseo: ¿Los mataré, padre mío?

Y el rey dijo a Hazael: Toma en tu mano un presente, y ve a recibir al varón de Dios, y consulta por él a Jehová, diciendo: ¿He de sanar de esta enfermedad?

Y Eliseo estaba enfermo de aquella su enfermedad de que murió. Y descendió a él Joás rey de Israel, y llorando delante de él, dijo: ¡Padre mío, padre mío, carro de Israel y su gente de a caballo!

He aquí que yo soy vil, ¿qué te responderé? Mi mano pongo sobre mi boca.

Y no llaméis vuestro padre a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el que está en el cielo.

Tesoro del Conocimiento Bíblico no añadido

Reina Valera Gómez (© 2010)

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