Levítico 13:45

Y el leproso en quien hubiere llaga, sus vestiduras serán rasgadas y su cabeza descubierta, y embozado pregonará: ¡Inmundo! ¡Inmundo!

Levítico 10:6

Entonces Moisés dijo a Aarón, y a Eleazar y a Itamar, sus hijos: No descubráis vuestras cabezas, ni rasguéis vuestras vestiduras, para que no muráis, ni se levante la ira sobre toda la congregación: pero dejad que vuestros hermanos, toda la casa de Israel, lamente el incendio que Jehová ha hecho.

Lamentaciones 4:15

¡Apartaos! ¡Inmundos! les gritaban, ¡Apartaos, apartaos, no toquéis! Cuando huyeron y fueron dispersados, dijeron entre las naciones: Nunca más morarán aquí.

Ezequiel 24:17

Reprime el suspirar, no hagas luto de mortuorios; ata tu mitra sobre ti, y pon tus zapatos en tus pies, y no te cubras con rebozo, ni comas pan de hombres.

Ezequiel 24:22

Y haréis de la manera que yo hice: no os cubriréis con rebozo, ni comeréis pan de hombres;

Miqueas 3:7

Y serán avergonzados los profetas, y se confundirán los adivinos; y ellos todos cubrirán su labio, porque no hay respuesta de Dios.

Lucas 17:12

Y entrando en una aldea, le vinieron al encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a lo lejos,

Génesis 37:29

Y Rubén volvió al pozo, y he aquí, José no estaba en el pozo, y rasgó sus vestiduras.

Levítico 21:10

Y el sumo sacerdote entre sus hermanos, sobre cuya cabeza fue derramado el aceite de la unción, y que fue consagrado para llevar las vestimentas, no descubrirá su cabeza, ni romperá sus vestiduras:

2 Samuel 13:19

Entonces Tamar tomó ceniza, y la esparció sobre su cabeza, y rasgó su vestido de colores que llevaba puesto, y puesta su mano sobre su cabeza, se fue gritando.

Job 1:20

Entonces Job se levantó, y rasgó su manto, y rasuró su cabeza, y cayendo en tierra adoró;

Job 42:6

Por tanto me aborrezco, y me arrepiento en polvo y en ceniza.

Salmos 51:3

Porque yo reconozco mis rebeliones; y mi pecado está siempre delante de mí.

Salmos 51:5

He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre.

Isaías 6:5

Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.

Isaías 52:11

Apartaos, apartaos, salid de ahí, no toquéis cosa inmunda; salid de en medio de ella; limpiaos los que lleváis los vasos de Jehová.

Isaías 64:6

Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento.

Jeremías 3:25

Yacemos en nuestra confusión, y nuestra afrenta nos cubre: porque pecamos contra Jehová nuestro Dios, nosotros y nuestros padres, desde nuestra juventud y hasta este día; y no hemos obedecido la voz de Jehová nuestro Dios.

Jeremías 36:24

Y no tuvieron temor, ni rasgaron sus vestiduras, ni el rey ni ninguno de sus siervos que oyeron todas estas palabras.

Joel 2:13

Rasgad vuestro corazón, y no vuestras vestiduras; y convertíos a Jehová vuestro Dios; porque Él es misericordioso y clemente, tardo para la ira, y grande en misericordia, y que se arrepiente del castigo.

Lucas 5:8

Al ver esto Simón Pedro, cayó a las rodillas de Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador.

Lucas 7:6-7

Entonces Jesús fue con ellos. Y cuando ya no estaban lejos de su casa, el centurión le envió unos amigos, diciéndole: Señor, no te molestes, pues no soy digno de que entres bajo mi techo;

Tesoro del Conocimiento Bíblico no añadido

Reina Valera Gómez (© 2010)