Así también vosotros, cuando hubiereis hecho todo lo que os es mandado, decid: Siervos inútiles somos, porque lo que debíamos hacer, hicimos.

¿Traerá el hombre provecho a Dios, podrá el sabio ser de provecho a sí mismo?

Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.

¿O quién le dio a Él primero, para que le sea recompensado?

Porque ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que pudiésemos ofrecer de nuestra voluntad cosas semejantes? Porque todo es tuyo, y lo recibido de tu mano te damos.

Si pecares, ¿qué habrás hecho contra Él? Y si tus transgresiones se multiplicaren, ¿qué le harás tú?

Oh alma mía, dijiste a Jehová: Tú eres mi Señor; mi bien a ti no aprovecha;

Sea su camino oscuro y resbaladizo; y el ángel de Jehová los persiga.

Todos los caminos del hombre son limpios en su propia opinión; mas Jehová pesa los espíritus.

Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.

Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento.

Entonces los justos le responderán, diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber?

Todos se desviaron del camino, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.

Porque aunque predico el evangelio, no tengo de qué gloriarme porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no predico el evangelio!

Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí la iglesia de Dios.

Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por el cual lo he perdido todo, y lo tengo por estiércol, para ganar a Cristo,

Igualmente, jóvenes, sujetaos a los ancianos; y todos sujetaos unos a otros, y vestíos de humildad; porque Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.

Tesoro del Conocimiento Bíblico no añadido

Reina Valera Gómez (© 2010)

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