Y echándole fuera de la viña, le mataron. ¿Qué, pues, les hará el señor de la viña?

Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo con su propia sangre, padeció fuera de la puerta.

Y a la postre les envió su hijo, diciendo: Respetarán a mi hijo.

Por último, teniendo aún un hijo, su amado, lo envió también a ellos, diciendo: Tendrán respeto a mi hijo.

Tesoro del Conocimiento Bíblico no añadido

Reina Valera Gómez (© 2010)

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