Acordaos de la ley de Moisés mi siervo, al cual encargué en Horeb; ordenanzas y derechos míos sobre todo Israel.

El día que estuviste delante del SEÑOR tu Dios en Horeb, cuando el SEÑOR me dijo: Júntame el pueblo, para que yo les haga oír mis palabras, las cuales aprenderán, para temerme todos los días que vivieren sobre la tierra; y las enseñarán a sus hijos.

No tendrás dioses ajenos delante de mí.

Y estos son los derechos que les propondrás.

Y llamó el SEÑOR a Moisés, y habló con él desde el tabernáculo del testimonio, diciendo:

Mirad, yo os he enseñado estatutos y derechos, como el SEÑOR mi Dios me mandó, para que hagáis así en medio de la tierra en la cual entráis para poseerla.

El que denuncia sus palabras a Jacob, sus estatutos y sus juicios a Israel.

¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido.

El SEÑOR celoso por su justicia, magnificará la ley y la engrandecerá.

No penséis que he venido para desatar la ley o los profetas; no he venido para desatarla, sino para cumplirla.

Y he aquí, uno llegándose le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna?

Maestro, ¿cuál es el Mandamiento Grande en la ley?

Y llegándose uno de los escribas, que los había oído disputar, y sabía que les había respondido bien, le preguntó: ¿Cuál es el principal mandamiento de todos?

Y he aquí, un doctor de la ley se levantó, tentándole y diciendo: Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna?

Y Abraham le dice: A Moisés y a los profetas tienen; oigan a ellos.

Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí.

¿Luego deshacemos la ley por la fe? En ninguna manera; antes establecemos la ley.

Toda alma se someta a las potestades superiores; porque no hay potestad sino de Dios; y las que son, de Dios son ordenadas.

Porque vosotros, hermanos, a libertad habéis sido llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión a la carne, sino servíos por la caridad los unos a los otros.

Porque los que son del Cristo, han colgado en el madero a la carne con sus afectos y concupiscencias.

pero si hacéis acepción de personas, cometéis pecado, y sois acusados de la ley como rebeldes.

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Sagradas Escrituras (1569)

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