Miqueas 2:9

A las mujeres de mi pueblo echasteis fuera de las casas de sus delicias; a sus niños quitasteis mi perpetua alabanza.

Ezequiel 39:21

Y pondré mi gloria entre las naciones, y todas las naciones verán mi juicio que habré hecho, y mi mano que sobre ellos puse.

Habacuc 2:14

Porque la tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar.

1 Samuel 26:19

Ruego, pues, que el rey mi señor oiga ahora las palabras de su siervo. Si Jehová te incita contra mí, acepte Él una ofrenda; mas si fueren hijos de hombres, malditos sean ellos en presencia de Jehová, que me han echado hoy para que no tenga parte en la heredad de Jehová, diciendo: Ve, sirve a dioses ajenos.

Salmos 72:19

Y bendito sea su nombre glorioso para siempre; y toda la tierra sea llena de su gloria. Amén y amén.

Jeremías 10:20

Mi tienda es destruida, y todas mis cuerdas están rotas; mis hijos se han ido de mí, y perecieron. No hay ya quien levante mi tienda, ni quien ponga mis cortinas.

Joel 3:6

y vendisteis los hijos de Judá y los hijos de Jerusalén a los hijos de los griegos, para alejarlos de sus términos.

Miqueas 2:2

Y codiciaron las heredades, y las robaron; y casas, y las tomaron; oprimieron al hombre y a su casa, al hombre y a su heredad.

Zacarías 2:5

Yo seré para ella, dice Jehová, muro de fuego en derredor, y seré la gloria en medio de ella.

Mateo 23:13

Mas ¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres; porque ni entráis, ni a los que están entrando dejáis entrar.

Marcos 12:40

que devoran las casas de las viudas, y por pretexto hacen largas oraciones. Éstos recibirán mayor condenación.

Lucas 20:47

que devoran las casas de las viudas, y por pretexto hacen largas oraciones; éstos recibirán mayor condenación.

2 Corintios 3:18

Por tanto, nosotros todos, mirando con cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados en la misma imagen, de gloria en gloria, como por el Espíritu del Señor.

2 Corintios 4:6

Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.

Tesoro del Conocimiento Bíblico no añadido

Reina Valera Gómez (© 2010)