por cuanto no salieron a recibir a los hijos de Israel con pan y agua, antes alquilaron a Balaam contra ellos, para que los maldijese; mas nuestro Dios volvió la maldición en bendición.

Mas Jehová tu Dios no quiso oír a Balaam; y Jehová tu Dios te cambió la maldición en bendición, porque Jehová tu Dios te amaba.

Y Moab temió mucho a causa del pueblo que era mucho; y se angustió Moab a causa de los hijos de Israel.

¿Por qué maldeciré yo al que Dios no maldijo? ¿Y por qué he de execrar al que Jehová no ha execrado?

Entonces él tomó su parábola, y dijo: Balac, levántate y oye; Escucha mis palabras, hijo de Zipor:

¡Cuán hermosas son tus tiendas, oh Jacob, tus habitaciones, oh Israel!

Y se levantó después Balac hijo de Zipor, rey de los moabitas, y peleó contra Israel; y envió a llamar a Balaam hijo de Beor, para que os maldijese.

Maldigan ellos, pero bendice tú; levántense, mas sean avergonzados, y regocíjese tu siervo.

Pueblo mío, acuérdate ahora qué aconsejó Balac rey de Moab, y qué le respondió Balaam, hijo de Beor, desde Sitim hasta Gilgal, para que conozcas las justicias de Jehová.

Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo: En cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.

Tesoro del Conocimiento Bíblico no añadido

Reina Valera Gómez (© 2010)

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