Y la sembraré para mí en la tierra, y tendré misericordia de la que no ha obtenido misericordia; y diré al que no era mi pueblo: Tú eres mi pueblo, y él dirá: Tú eres mi Dios.

Y concibió otra vez, y dio a luz una hija. Y le dijo Dios: Ponle por nombre Lo-ruhama; porque ya no tendré misericordia de la casa de Israel, sino que los quitaré del todo.

He aquí vienen días, dice Jehová, en que sembraré la casa de Israel y la casa de Judá de simiente de hombre y de simiente de animal.

Y meteré en el fuego la tercera parte, y los refinaré como se refina la plata, y los probaré como se prueba el oro. Invocarán mi nombre, y yo les oiré, y diré: Pueblo mío; y ellos dirán: Jehová es mi Dios.

Como también en Oseas dice: Llamaré pueblo mío al que no era mi pueblo, y a la no amada, amada.

A Jehová has proclamado hoy para que te sea por Dios, y para andar en sus caminos, y para guardar sus estatutos y sus mandamientos y sus derechos, y para oír su voz:

Se acordarán, y se volverán a Jehová todos los términos de la tierra; y adorarán delante de ti todas las familias de las naciones.

Vendrán príncipes de Egipto; Etiopía pronto extenderá sus manos a Dios.

Será echado un puño de grano en tierra, en las cumbres de los montes; su fruto hará ruido como el Líbano, y los de la ciudad florecerán como la hierba de la tierra.

Mi Dios eres tú, y te alabaré: Dios mío, te exaltaré.

Mi amado es mío, y yo suya; él apacienta entre lirios.

Uno dirá: Yo soy de Jehová; el otro se llamará del nombre de Jacob; y otro escribirá con su mano: A Jehová, y se apellidará con el nombre de Israel.

Oh Jehová, fortaleza mía, y fuerza mía, y refugio mío en el tiempo de la aflicción; a ti vendrán gentes desde los extremos de la tierra, y dirán: Ciertamente mentira poseyeron nuestros padres, vanidad, y no hay en ellos provecho.

y ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios.

Y dijo Dios: Ponle por nombre Lo-ammi, porque vosotros no sois mi pueblo, ni yo seré vuestro Dios.

Israel clamará a mí: Dios mío, te conocemos.

Y muchas naciones se unirán a Jehová en aquel día, y serán mi pueblo, y moraré en medio de ti; y entonces conocerás que Jehová de los ejércitos me ha enviado a ti.

Y vendrán muchos pueblos y fuertes naciones a buscar a Jehová de los ejércitos en Jerusalén, y a implorar el favor de Jehová.

Y los sembraré entre los pueblos, aun en lejanos países se acordarán de mí; y vivirán con sus hijos, y volverán.

Y Jehová será rey sobre toda la tierra. En aquel día Jehová será uno, y uno su nombre.

Y sucederá que todos los que quedaren de las naciones que vinieron contra Jerusalén subirán de año en año a adorar al Rey, Jehová de los ejércitos, y a celebrar la fiesta de los tabernáculos.

Porque desde donde el sol nace hasta donde se pone, será grande mi nombre entre los gentiles; y en todo lugar se ofrecerá incienso a mi nombre, y ofrenda limpia; porque mi nombre será grande entre las naciones, dice Jehová de los ejércitos.

Y Saulo consentía en su muerte. Y en aquel tiempo fue hecha una gran persecución contra la iglesia que estaba en Jerusalén; y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria, salvo los apóstoles.

¿Es Dios solamente Dios de los judíos? ¿No lo es también de los gentiles? Ciertamente, también de los gentiles.

Porque como también vosotros en otro tiempo no creísteis a Dios, mas ahora habéis alcanzado misericordia por la incredulidad de ellos;

y para que los gentiles glorifiquen a Dios por su misericordia, como está escrito: Por tanto, yo te confesaré entre los gentiles, y cantaré a tu nombre.

porque ellos mismos cuentan de nosotros de qué manera nos recibisteis; y de cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero,

Jacobo, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, a las doce tribus que están esparcidas, salud.

Pedro, apóstol de Jesucristo, a los expatriados esparcidos por todo Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia,

Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido; para que anunciéis las virtudes de Aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.

Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y Él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos, y será su Dios.

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