Antes del quebrantamiento es la soberbia; y antes de la caída la altivez de espíritu.

Cuando vino la soberbia, vino también la deshonra; mas con los humildes es la sabiduría.

Antes del quebrantamiento se eleva el corazón del hombre, y antes de la honra es el abatimiento.

La soberbia de tu corazón te ha engañado, tú que moras en las hendiduras de las peñas, en tu altísima morada; que dices en tu corazón: ¿Quién me derribará a tierra?

Y vio Amán que Mardoqueo ni se arrodillaba ni se humillaba delante de él; y se llenó de ira.

Entró, pues, Amán, y el rey le dijo: ¿Qué se hará al hombre cuya honra desea el rey? Y dijo Amán en su corazón: ¿A quién deseará el rey hacer honra más que a mí?

Así colgaron a Amán en la horca que él había hecho aparejar para Mardoqueo; y se apaciguó la ira del rey.

La prevaricación ama el que ama el pleito; y el que alza su portada, quebrantamiento busca.

La soberbia del hombre le abate; pero al humilde de espíritu sustenta la honra.

La altivez de los ojos del hombre será abatida; y la soberbia de los hombres será humillada; y solo el SEÑOR será ensalzado en aquel día.

Diréis así a Ezequías rey de Judá: No te engañe tu Dios, en quien tú confías, diciendo: Jerusalén no será entregada en mano del rey de Asiria.

Y acaeció, que estando orando en el templo de Nisroc su dios, Adramelec y Sarezer, sus hijos, le hirieron a espada; y huyeron a la tierra de Ararat; y reinó en su lugar Esar-hadón su hijo.

habló el rey, y dijo: ¿No es ésta la gran Babilonia, que yo edifiqué para casa del reino, con la fuerza de mi fortaleza, y para gloria de mi grandeza?

Y tú, su hijo Belsasar, no has humillado tu corazón, sabiendo todo esto;

Entonces de su presencia fue enviada la palma de la mano que esculpió esta escritura.

Y respondiendo Pedro, le dijo: Aunque todos sean escandalizados en ti, yo nunca seré escandalizado.

Entonces comenzó a imprecarse, y a jurar, diciendo: No conozco al hombre. Y un gallo cantó luego.

Bien; por su incredulidad fueron quebradas, mas tú por la fe estás en pie. No te ensoberbezcas, antes teme.

no un neófito, para que inflándose no caiga en juicio del diablo.

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