Antes del quebrantamiento se enaltece el corazón del hombre, y antes de la honra está la humildad.

Cuando viene la soberbia, viene también la deshonra; mas con los humildes es la sabiduría.

El temor de Jehová es enseñanza de sabiduría; y antes de la honra está la humildad.

Antes del quebrantamiento es la soberbia; y antes de la caída la altivez de espíritu.

La soberbia del hombre le abate; pero al humilde de espíritu sustenta la honra.

Hijo de hombre, di al príncipe de Tiro: Así dice Jehová el Señor: Por cuanto se enalteció tu corazón y dijiste: Yo soy Dios; en la silla de Dios estoy sentado en medio de los mares (siendo tú hombre y no Dios), y has puesto tu corazón como corazón de Dios.

¿Hablarás delante del que te mate, diciendo: Yo soy Dios? Tú, hombre eres, y no Dios, en la mano de tu matador.

Por tanto me aborrezco, y me arrepiento en polvo y en ceniza.

Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.

He aquí que ésta fue la maldad de Sodoma tu hermana: Soberbia, abundancia de pan, y demasiada ociosidad tuvieron ella y sus hijas; y no fortaleció la mano del pobre y del menesteroso.

sino que contra el Señor del cielo te has ensoberbecido, e hiciste traer delante de ti los vasos de su casa, y tú y tus príncipes, tus esposas y tus concubinas habéis bebido vino en ellos; además de esto diste alabanza a dioses de plata y de oro, de bronce, de hierro, de madera y de piedra, que ni ven, ni oyen, ni saben; y al Dios en cuya mano está tu vida, y de quien son todos tus caminos, no honraste.

Aun estaba yo hablando, y orando, y confesando mi pecado y el pecado de mi pueblo Israel, y presentaba mi súplica delante de Jehová mi Dios por el monte santo de mi Dios;

Al principio de tus súplicas fue dada la orden, y yo he venido para enseñártela, porque tú eres muy amado. Entiende, pues, el asunto, y considera la visión.

Porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido.

Y un día señalado, Herodes vestido de ropa real, se sentó en su trono, y les arengó.

Igualmente, jóvenes, sujetaos a los ancianos; y todos sujetaos unos a otros, y vestíos de humildad; porque Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.

Tesoro del Conocimiento Bíblico no añadido

Reina Valera Gómez (© 2010)

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