Proverbios 8:34

Bienaventurado el hombre que me oye, velando a mis puertas cada día, aguardando a los umbrales de mis puertas.

Proverbios 3:13

Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría, y que obtiene la inteligencia;

Salmos 27:4

Una cosa he demandado de Jehová, ésta buscaré: Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo.

Salmos 84:10

Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos: Escogería antes estar a la puerta de la casa de mi Dios, que habitar en las moradas de maldad.

Salmos 92:13

Los que están plantados en la casa de Jehová, en los atrios de nuestro Dios florecerán.

Proverbios 1:21

clama en los principales lugares de concurso; en las entradas de las puertas de la ciudad dice sus razones:

Proverbios 2:3-4

Si clamares a la inteligencia, y a la prudencia alzares tu voz;

Proverbios 3:18

Ella es árbol de vida a los que la abrazan, y bienaventurados son los que la retienen.

Mateo 7:24

Cualquiera, pues, que oye estas mis palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca.

Lucas 1:6

Y ambos eran justos delante de Dios, andando irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor.

Lucas 10:39

Y ésta tenía una hermana que se llamaba María, la cual, sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra.

Lucas 11:28

Y Él dijo: Antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan.

Juan 8:31-32

Entonces dijo Jesús a los judíos que habían creído en Él: Si vosotros permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;

Hechos 2:42

Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, y en la comunión, y en el partimiento del pan, y en las oraciones.

Hechos 17:11-12

Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así.

Santiago 1:22-25

Mas sed hacedores de la palabra, y no solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.

Tesoro del Conocimiento Bíblico no añadido

Reina Valera Gómez (© 2010)