Esparció, dio a los pobres; su justicia permanece para siempre; su cuerno será ensalzado en gloria.

Y quebraré todos los cuernos de los pecadores; mas los cuernos de los justos serán exaltados.

Pero tú exaltarás mi cuerno como el del unicornio; seré ungido con aceite fresco.

Porque no faltarán menesterosos de en medio de la tierra; por eso yo te mando, diciendo: Abrirás tu mano a tu hermano, a tu pobre, y a tu menesteroso en tu tierra.

Precisamente le devolverás la prenda cuando el sol se ponga, para que duerma en su ropa, y te bendiga: y te será justicia delante de Jehová tu Dios.

Y Ana oró y dijo: Mi corazón se regocija en Jehová, mi cuerno es ensalzado en Jehová; mi boca se ensanchó sobre mis enemigos, por cuanto me alegré en tu salvación.

Por tanto, Jehová el Dios de Israel dice: Yo había dicho que tu casa y la casa de tu padre andarían delante de mí perpetuamente; mas ahora dice Jehová: Nunca yo tal haga, porque yo honraré a los que me honran, y los que me desprecian serán tenidos en poco.

Bienes y riquezas hay en su casa; y su justicia permanece para siempre.

Hay quienes reparten, y les es añadido más; y hay quienes son escasos más de lo que es justo, pero vienen a pobreza.

El que se compadece del pobre, a Jehová presta, y lo que ha dado, Él se lo volverá a pagar.

Echa tu pan sobre las aguas; que después de muchos días lo hallarás.

Por la mañana siembra tu semilla, y a la tarde no dejes reposar tu mano; porque tú no sabes cuál es lo mejor, si esto o aquello, o si ambas cosas son igualmente buenas.

Mas el liberal pensará liberalidades, y por liberalidades será exaltado.

¿No es que compartas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes metas en casa; que cuando vieres al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu propia carne?

Y si derramares tu alma al hambriento, y saciares al alma afligida, en las tinieblas nacerá tu luz, y tu oscuridad será como el mediodía.

Que tu limosna sea en secreto, y tu Padre que ve en lo secreto, Él te recompensará en público.

Pues siempre tenéis a los pobres con vosotros, y cuando quisiereis, les podéis hacer bien; pero a mí no siempre me tenéis.

Pero dad limosna de lo que tenéis; y he aquí, todo os es limpio.

Vended lo que poseéis, y dad limosna; haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en el cielo que no se agote; donde ladrón no llega, ni polilla corrompe.

Y dijo también al que le había convidado: Cuando haces comida o cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a vecinos ricos; no sea que también ellos te vuelvan a convidar, y te sea hecha recompensa.

Y yo os digo: Haceos amigos de las riquezas de maldad, para que cuando fallareis, os reciban en las moradas eternas.

Y cuando Jesús oyó esto, le dijo: Aún te falta una cosa: Vende todo lo que tienes, y da a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme.

Porque algunos pensaban, ya que Judas traía la bolsa, que Jesús le dijo, compra lo que necesitamos para la fiesta; o que diese algo a los pobres.

y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se repartía a cada uno según su necesidad.

En todo os he enseñado que trabajando así, es necesario sobrellevar a los débiles, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir.

Compartiendo para las necesidades de los santos; dados a la hospitalidad.

Porque ya sabéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor de vosotros, siendo rico se hizo pobre; para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos.

como está escrito: Esparció, dio a los pobres: Su justicia permanece para siempre.

Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, generosos, que con facilidad comuniquen;

Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado a su nombre, habiendo ministrado a los santos y ministrándoles aún.

Y de hacer bien y de la comunicación no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios.

Y si el hermano o la hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día,

En esto conocemos el amor de Dios, en que Él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos.

El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es sucio, ensúciese todavía; y el que es justo, sea justo todavía; y el que es santo, santifíquese todavía.

Tesoro del Conocimiento Bíblico no añadido

Reina Valera Gómez (© 2010)

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