1 «Salmo de David: Masquil» Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado. 2 Bienaventurado el hombre a quien Jehová no imputa iniquidad, y en cuyo espíritu no hay engaño.
3 Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día. 4 Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; mi verdor se volvió en sequedades de estío. (Selah) 5 Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; y tú perdonaste la maldad de mi pecado. (Selah)
6 Por esto orará a ti todo santo en el tiempo de poder hallarte: Ciertamente en la inundación de muchas aguas no llegarán éstas a él. 7 Tú eres mi refugio; me guardarás de angustia: Con cánticos de liberación me rodearás. (Selah)
8 Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar: Sobre ti fijaré mis ojos. 9 No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento: Cuya boca ha de ser sujetada con cabestro y con freno, para que no lleguen a ti.
10 Muchos dolores habrá para el impío; mas al que confía en Jehová, le rodeará misericordia. 11 Alegraos en Jehová, y gozaos, justos; dad voces de júbilo todos vosotros los rectos de corazón.

Reina Valera Gómez (© 2010)