Salmos 69:17

Y no escondas tu rostro de tu siervo; porque estoy angustiado; apresúrate, óyeme.

No escondas tu rostro de mí, no apartes con ira a tu siervo; mi ayuda has sido; no me dejes y no me desampares, Dios de mi salud.

No escondas de mí tu rostro; en el día de mi angustia inclina a mí tu oído; el día que te invocare, apresúrate a responderme.

¿Y por qué no quitas mi rebelión, y perdonas mi iniquidad? Porque ahora dormiré en el polvo, y si me buscares de mañana, ya no seré hallado.

Al Vencedor: Salmo de David. ¿Hasta cuándo, SEÑOR? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?

Porque no menospreció ni abominó la aflicción del pobre en espíritu , ni de él escondió su rostro; y cuando clamó a él, le oyó.

Quieras, oh SEÑOR, librarme; SEÑOR, apresúrate a socorrerme.

¿Por qué escondes tu rostro? ¿Olvidaste nuestra aflicción, y la opresión nuestra?

que pronunciaron mis labios, y habló mi boca, cuando estaba angustiado.

Al Vencedor: de David, para acordar. Oh Dios, acude a librarme; apresúrate, oh Dios, a socorrerme.

Respóndeme pronto, oh SEÑOR que desmaya mi espíritu; no escondas de mí tu rostro, y venga yo a ser semejante a los que descienden a la sepultura.

Líbrame de mis enemigos, oh SEÑOR; a ti me acojo.

Entonces Jesús les dice: Mi alma está muy triste hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo.

Y cerca de la hora novena, Jesús exclamó con gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?

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