«Sigaión de David, que cantó a Jehová sobre las palabras de Cus, hijo de Benjamín.» Jehová Dios mío, en ti he confiado: Sálvame de todos los que me persiguen, y líbrame; no sea que desgarren mi alma cual león, despedazándola, sin que haya quien libre.
Jehová Dios mío, si yo he hecho esto, si hay en mis manos iniquidad; si di mal pago al que estaba en paz conmigo (Hasta he libertado al que sin causa era mi enemigo), persiga el enemigo mi alma, y alcáncela; y pise en tierra mi vida, y mi honra ponga en el polvo. (Selah)
Levántate, oh Jehová, en tu ira; levántate a causa de la furia de mis angustiadores, y despierta en favor mío el juicio que mandaste. Y te rodeará congregación de pueblos; por amor a ellos vuelve a levantarte en alto. Jehová juzgará a los pueblos: Júzgame, oh Jehová, conforme a mi justicia y conforme a mi integridad.
Termine ahora la maldad de los impíos, pero establece tú al justo; pues el Dios justo prueba la mente y el corazón. Mi defensa está en Dios, que salva a los rectos de corazón. Dios es el que juzga al justo; y Dios está airado todos los días contra el impío.
Si no se convierte, Él afilará su espada: Ha tensado ya su arco, lo ha preparado. Asimismo ha preparado para él armas de muerte; ha labrado sus saetas para los que persiguen.
He aquí, el impío ha gestado iniquidad; concibió maldad, y dio a luz engaño. Pozo ha cavado, y lo ha ahondado; y en el hoyo que hizo caerá. Su maldad se volverá sobre su cabeza, y su agravio caerá sobre su propia coronilla.
Alabaré a Jehová conforme a su justicia, y cantaré al nombre de Jehová el Altísimo.

Reina Valera Gómez (© 2010)

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