38 Versículo de la Biblia sobre Aflicciones, Oración durante
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¿Está alguno afligido entre vosotros? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante salmos.
Inclina, oh Jehová, tu oído, y oye; abre, oh Jehová, tus ojos, y mira; y oye las palabras de Senaquerib, que ha enviado a blasfemar al Dios viviente.
Ahora, pues, Dios nuestro, Dios grande, fuerte, terrible, que guardas el pacto y la misericordia, no sea tenida en poco delante de ti toda la aflicción que nos ha alcanzando a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros sacerdotes, y a nuestros profetas, y a nuestros padres, y a todo tu pueblo, desde los días de los reyes de Asiria hasta este día.
Ten misericordia de mí, oh Jehová; mira mi aflicción que padezco de los que me aborrecen, tú que me levantas de las puertas de la muerte;
Acuérdate, oh Jehová, de lo que nos ha sucedido: Ve y mira nuestro oprobio.
¿Por qué estás lejos, oh Jehová, y te escondes en el tiempo de la tribulación?
No escondas de mí tu rostro; en el día de mi angustia inclina a mí tu oído; en el día que te invocare, apresúrate a responderme.
No me eches de delante de ti; y no quites de mí tu Santo Espíritu.
Muchos dicen: ¿Quién nos mostrará el bien? Alza sobre nosotros, oh Jehová, la luz de tu rostro.
Sea ahora tu misericordia para consolarme, conforme a lo que has dicho a tu siervo.
Oye mi oración, oh Jehová, y escucha mi clamor: no calles ante mis lágrimas; porque peregrino soy para contigo, y advenedizo, como todos mis padres. Déjame, y tomaré fuerzas, antes que vaya y perezca.
Las angustias de mi corazón se han aumentado; sácame de mis congojas.
Quita de sobre mí tu plaga; bajo los golpes de tu mano estoy consumido.
No te enojes sobremanera, oh Jehová, ni tengas perpetua memoria de la iniquidad; he aquí mira ahora, pueblo tuyo somos todos nosotros. Tus santas ciudades están desiertas, Sión es un desierto, Jerusalén una soledad. La casa de nuestro santuario y de nuestra gloria, en la cual te alabaron nuestros padres, fue consumida por el fuego; y todas nuestras cosas preciosas han sido destruidas.Leer más.
¿Te estarás quieto, oh Jehová, sobre estas cosas? ¿Callarás, y nos afligirás sobremanera?
Sáname, oh Jehová, y seré sano; sálvame, y seré salvo; porque tú eres mi alabanza.
Líbrame de todas mis transgresiones; no me pongas por escarnio del insensato.
«Al Músico principal: Salmo de David, cuando después que entró a Betsabé, vino a él Natán el profeta» Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones.
No recuerdes contra nosotros las iniquidades antiguas: Anticípennos presto tus misericordias, porque estamos muy abatidos.
Oh Dios de los ejércitos, restáuranos; haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.
Restáuranos, oh Dios, salvación nuestra, y haz cesar tu ira de sobre nosotros. ¿Estarás enojado contra nosotros para siempre? ¿Extenderás tu ira de generación en generación? ¿No volverás a darnos vida, para que tu pueblo se regocije en ti?Leer más.
Muéstranos, oh Jehová, tu misericordia, y danos tu salvación. Escucharé lo que hable Jehová Dios; porque hablará paz a su pueblo y a sus santos, para que no se vuelvan a la locura.
Ciertamente he oído a Efraín lamentarse así: Me azotaste, y castigado fui como novillo indómito. Conviérteme y seré convertido; porque tú eres Jehová mi Dios.
Enséñame, oh Jehová, tu camino, y guíame por senda de rectitud, a causa de mis enemigos.
Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios; Bueno es tu Espíritu; guíame a tierra de rectitud.
Y al instante el padre del muchacho, clamando con lágrimas, dijo: Señor, creo, ayuda mi incredulidad.
Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque yo estoy debilitado; sáname, oh Jehová, porque mis huesos están conmovidos.
Oh Jehová, he oído tu palabra, y temí: Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos, en medio de los tiempos hazla conocer; En la ira acuérdate de la misericordia.
Hazme oír gozo y alegría; y se recrearán los huesos que has abatido.
Pero yo estoy afligido y quebrantado, tu salvación, oh Dios, me ponga en alto.
De mañana sácianos de tu misericordia; y cantaremos y nos alegraremos todos nuestros días. Alégranos conforme a los días que nos afligiste, y los años que vimos el mal.
Ahora pues, oh Jehová Dios nuestro, sálvanos, te suplico, de su mano, para que sepan todos los reinos de la tierra que sólo tú, Jehová, eres Dios.
¡Oh Dios nuestro! ¿No los juzgarás tú? Porque en nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que viene contra nosotros y no sabemos qué hacer, mas a ti volvemos nuestros ojos.
Guárdame como a la niña de tu ojo, escóndeme bajo la sombra de tus alas, de la vista de los malos que me oprimen, de mis enemigos mortales que me rodean.
Diré a Dios: No me condenes; hazme entender por qué contiendes conmigo.
¿Cuántas iniquidades y pecados tengo yo? Hazme entender mi transgresión y mi pecado. ¿Por qué escondes tu rostro, y me cuentas por tu enemigo?
Hazme saber, Jehová, mi fin, y cuál sea la medida de mis días; sepa yo cuán frágil soy.
Por tu nombre, oh Jehová, me vivificarás; por tu justicia, sacarás mi alma de angustia.