12 Versículos de la Biblia sobre Centurion

Versículos Más Relevantes

Mateo 8:5-9

Y entrando Jesús en Capernaúm, vino a Él un centurión, rogándole, y diciendo: Señor, mi siervo está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado. Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré.Leer más.
Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; mas solamente di la palabra, y mi siervo sanará. Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo soldados bajo mi cargo; y digo a éste: Ve, y va; y a otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace.

Lucas 7:2-8

Y el siervo de un centurión, a quien éste tenía en estima, estaba enfermo y a punto de morir. Y cuando oyó de Jesús, le envió unos ancianos de los judíos, rogándole que viniese y sanase a su siervo. Y viniendo ellos a Jesús, en seguida le rogaron, diciéndole: Es digno de que le concedas esto;Leer más.
porque ama a nuestra nación, y él nos edificó una sinagoga. Entonces Jesús fue con ellos. Y cuando ya no estaban lejos de su casa, el centurión le envió unos amigos, diciéndole: Señor, no te molestes, pues no soy digno de que entres bajo mi techo; por lo que ni siquiera me tuve por digno de venir a ti; mas di la palabra, y mi siervo será sano. Porque también yo soy hombre puesto bajo autoridad, y tengo soldados bajo mi cargo; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace.

Mateo 27:54

Y el centurión y los que estaban con él guardando a Jesús, visto el terremoto, y las cosas que habían sido hechas, temieron en gran manera, y dijeron: Verdaderamente Éste era el Hijo de Dios.

Marcos 15:39

Y cuando el centurión que estaba delante de Él, vio que así clamando entregó el espíritu, dijo: Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios.

Marcos 15:44-45

Y Pilato se maravilló de que ya hubiese muerto; y llamando al centurión, le preguntó si ya había muerto. Y enterado del centurión, dio el cuerpo a José,

Hechos 10:1-48

Y había un varón en Cesarea llamado Cornelio, centurión de la compañía llamada la Italiana, piadoso y temeroso de Dios con toda su casa, que daba muchas limosnas al pueblo y oraba a Dios siempre. Éste vio claramente en visión, como a la hora novena del día, al Ángel de Dios que entraba a donde él estaba y le decía: Cornelio.Leer más.
Y mirándole, tuvo miedo, y dijo: ¿Qué es, Señor? Y le dijo: Tus oraciones y tus limosnas han subido como un memorial delante de Dios. Envía, pues, ahora hombres a Jope, y haz venir a Simón, que tiene por sobrenombre Pedro. Éste posa en casa de cierto Simón, curtidor, que tiene su casa junto al mar; él te dirá lo que debes hacer. Y cuando se fue el Ángel que habló con Cornelio, éste llamó dos de sus criados, y a un devoto soldado de los que continuamente le asistían; a los cuales, después de contarles todo, los envió a Jope. Y al día siguiente, yendo ellos de camino, y llegando cerca de la ciudad, Pedro subió a la azotea a orar, cerca de la hora sexta; y le vino una gran hambre, y quiso comer; pero mientras ellos preparaban, le sobrevino un éxtasis; y vio el cielo abierto, y un vaso que descendía hacia él, como un gran lienzo atado de los cuatro cabos, y era bajado a la tierra; en el cual había de toda clase de cuadrúpedos terrestres, y fieras, y reptiles, y aves del cielo. Y le vino una voz: Levántate, Pedro, mata y come. Entonces Pedro dijo: Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda he comido jamás. Y le habló la voz la segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común. Y esto fue hecho tres veces; y el vaso volvió a ser recogido en el cielo. Y mientras Pedro dudaba dentro de sí qué sería la visión que había visto, he aquí, los hombres que habían sido enviados por Cornelio, que, preguntando por la casa de Simón, llegaron a la puerta. Y llamando, preguntaron si Simón que tenía por sobrenombre Pedro, posaba allí. Y mientras Pedro pensaba en la visión, el Espíritu le dijo: He aquí, tres hombres te buscan. Levántate, pues, y desciende, y no dudes de ir con ellos; porque yo los he enviado. Entonces Pedro, descendiendo a los hombres que le eran enviados por Cornelio, dijo: He aquí, yo soy el que buscáis; ¿cuál es la causa por la que habéis venido? Y ellos dijeron: Cornelio, el centurión, varón justo y temeroso de Dios, y de buen testimonio en toda la nación de los judíos, fue avisado de Dios por un santo Ángel, de hacerte venir a su casa, y oír de ti palabras. Entonces les invitó a entrar, y los hospedó. Y al día siguiente, levantándose, se fue con ellos; y le acompañaron algunos de los hermanos de Jope. Y al otro día entraron en Cesarea. Y Cornelio los estaba esperando, habiendo convocado a sus parientes y amigos más íntimos. Y cuando Pedro entraba, Cornelio salió a recibirle; y postrándose a sus pies, le adoró. Mas Pedro le levantó, diciendo: Levántate; yo mismo también soy hombre. Y hablando con él, entró, y halló a muchos que se habían reunido. Y les dijo: Vosotros sabéis que es abominable a un varón judío juntarse o acercarse a extranjero; pero Dios me ha mostrado que a ningún hombre llame común o inmundo; por lo cual, al ser llamado, vine sin objetar. Así que pregunto: ¿Por qué causa me habéis hecho venir? Entonces Cornelio dijo: Hace cuatro días que a esta hora yo estaba en ayuno; y a la hora novena yo oraba en mi casa, y he aquí un varón se puso delante de mí en vestidura resplandeciente, y dijo: Cornelio, tu oración es oída, y tus limosnas han venido en memoria delante de Dios. Envía, pues, a Jope, y haz venir a un Simón, que tiene por sobrenombre Pedro; éste posa en casa de Simón, curtidor, junto al mar; el cual cuando venga, te hablará. Así que en seguida envié por ti; y tú has hecho bien en venir. Ahora, pues, todos nosotros estamos aquí en la presencia de Dios, para oír todo lo que Dios te ha encomendado. Entonces Pedro, abriendo su boca, dijo: A la verdad entiendo que Dios no hace acepción de personas; sino que en toda nación, del que le teme y hace justicia, Él se agrada. La palabra que Dios envió a los hijos de Israel, predicando la paz por Jesucristo; Éste es Señor de todos. Palabra que, vosotros sabéis, fue publicada por toda Judea; comenzando desde Galilea después del bautismo que Juan predicó, cómo Dios ungió a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo y con poder; el cual anduvo haciendo el bien, y sanando a todos los oprimidos del diablo; porque Dios estaba con Él. Y nosotros somos testigos de todas las cosas que hizo en la tierra de Judea y en Jerusalén; al cual mataron colgándole en un madero. A Éste Dios resucitó al tercer día, y lo manifestó abiertamente, no a todo el pueblo, sino a los testigos que Dios antes había escogido, a nosotros que comimos y bebimos con Él después que resucitó de los muertos. Y nos mandó que predicásemos al pueblo, y testificásemos que Él es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos. De Éste dan testimonio todos los profetas, de que todos los que en Él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre. Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían la palabra. Y los creyentes de la circuncisión, que habían venido con Pedro, estaban asombrados de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo. Porque los oían hablar en lenguas y magnificar a Dios. Entonces respondió Pedro: ¿Puede alguno impedir el agua, para que no sean bautizados éstos que han recibido el Espíritu Santo también como nosotros? Y les mandó que fueran bautizados en el nombre del Señor. Entonces le rogaron que se quedase por algunos días.

Hechos 11:1-18

Y los apóstoles y los hermanos que estaban en Judea, oyeron que también los gentiles habían recibido la palabra de Dios. Y cuando Pedro subió a Jerusalén, los que eran de la circuncisión contendían con él, diciendo: ¿Por qué has entrado a hombres incircuncisos, y has comido con ellos?Leer más.
Entonces comenzó Pedro a narrarles por orden lo sucedido, diciendo: Estaba yo en la ciudad de Jope orando, y vi en éxtasis una visión; un vaso, como un gran lienzo, que descendía, que por los cuatro cabos era bajado del cielo, y venía hasta mí. En el cual al fijar los ojos, consideré y vi cuadrúpedos terrestres, y fieras, y reptiles, y aves del cielo. Y oí una voz que me decía: Levántate, Pedro, mata y come. Y dije: Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda entró jamás en mi boca. Entonces la voz me respondió del cielo por segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común. Y esto fue hecho tres veces; y volvió todo a ser llevado arriba al cielo. Y he aquí, en seguida vinieron tres hombres a la casa donde yo estaba, enviados a mí de Cesarea. Y el Espíritu me dijo que fuese con ellos sin dudar. Y estos seis hermanos también me acompañaron, y entramos en casa de un varón, el cual nos contó cómo había visto en su casa al Ángel, que se puso en pie, y le dijo: Envía hombres a Jope, y haz venir a Simón, que tiene por sobrenombre Pedro; el cual te hablará palabras por las cuales serás salvo tú, y toda tu casa. Y cuando comencé a hablar, cayó el Espíritu Santo sobre ellos, como sobre nosotros al principio. Entonces me acordé de la palabra del Señor, cuando dijo: Juan ciertamente bautizó en agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo. Así que, si Dios les dio el mismo don también como a nosotros que hemos creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo que pudiese estorbar a Dios? Entonces, oídas estas cosas, callaron, y glorificaron a Dios, diciendo: De manera que también a los gentiles ha concedido Dios arrepentimiento para vida.

Hechos 22:25-26

Y cuando le ataron con correas, Pablo dijo al centurión que estaba presente: ¿Os es lícito azotar a un hombre romano sin ser condenado? Y cuando el centurión oyó esto, fue y dio aviso al tribuno, diciendo: Mira bien qué vas a hacer; porque este hombre es romano.

Hechos 23:17-18

Y Pablo, llamando a uno de los centuriones, dijo: Lleva a este joven al tribuno, porque tiene algo que decirle. Entonces él le tomó y le llevó al tribuno, y dijo: El preso Pablo, llamándome, me rogó que trajese a ti a este joven, porque tiene algo que decirte.

Hechos 24:23

Y mandó al centurión que se guardase a Pablo, y que tuviese libertades; y que no impidiesen a ninguno de los suyos servirle o venir a él.

Hechos 27:1

Y cuando fue determinado que habíamos de navegar para Italia, entregaron a Pablo y a algunos otros presos a un centurión llamado Julio, de la compañía Augusta.

From Thematic Bible


Centurion » In charge of the soldiers who crucified jesus, testifies, "truly this was the son of God,"

Mateo 27:54

Y el centurión y los que estaban con él guardando a Jesús, visto el terremoto, y las cosas que habían sido hechas, temieron en gran manera, y dijeron: Verdaderamente Éste era el Hijo de Dios.

Marcos 15:39

Y cuando el centurión que estaba delante de Él, vio que así clamando entregó el espíritu, dijo: Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios.

Centurion » Of capernaum, comes to jesus in behalf of his servant

Lucas 7:1-10

Y cuando acabó todas sus palabras a oídos del pueblo, entró en Capernaúm. Y el siervo de un centurión, a quien éste tenía en estima, estaba enfermo y a punto de morir. Y cuando oyó de Jesús, le envió unos ancianos de los judíos, rogándole que viniese y sanase a su siervo. Leer más.
Y viniendo ellos a Jesús, en seguida le rogaron, diciéndole: Es digno de que le concedas esto; porque ama a nuestra nación, y él nos edificó una sinagoga. Entonces Jesús fue con ellos. Y cuando ya no estaban lejos de su casa, el centurión le envió unos amigos, diciéndole: Señor, no te molestes, pues no soy digno de que entres bajo mi techo; por lo que ni siquiera me tuve por digno de venir a ti; mas di la palabra, y mi siervo será sano. Porque también yo soy hombre puesto bajo autoridad, y tengo soldados bajo mi cargo; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. Al oír esto, Jesús se maravilló de él, y volviéndose, dijo a la gente que le seguía: Os digo que ni aun en Israel he hallado tanta fe. Y volviendo a casa los que habían sido enviados, hallaron sano al siervo que había estado enfermo.

Mateo 8:5-13

Y entrando Jesús en Capernaúm, vino a Él un centurión, rogándole, y diciendo: Señor, mi siervo está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado. Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré. Leer más.
Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; mas solamente di la palabra, y mi siervo sanará. Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo soldados bajo mi cargo; y digo a éste: Ve, y va; y a otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. Y oyéndolo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe. Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos. Mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. Entonces Jesús dijo al centurión: Ve, y como creíste te sea hecho. Y su siervo fue sano en aquella misma hora.

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