12 Versículos de la Biblia sobre Chiliarchs
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Y procurando ellos matarle, fué dado aviso al tribuno de la compañía, que toda la ciudad de Jerusalem estaba alborotada;
Mandó el tribuno que le llevasen á la fortaleza, y ordenó que fuese examinado con azotes, para saber por qué causa clamaban así contra él.
Y como el centurión oyó esto, fué y dió aviso al tribuno, diciendo ¿Qué vas á hacer? porque este hombre es Romano.
Y habiendo grande disensión, el tribuno, teniendo temor de que Pablo fuese despedazado de ellos, mandó venir soldados, y arrebatarle de en medio de ellos, y llevarle á la fortaleza.
Ahora pues, vosotros, con el concilio, requerid al tribuno que le saque mañana á vosotros como que queréis entender de él alguna cosa más cierta; y nosotros, antes que él llegue, estaremos aparejados para matarle. Entonces un hijo de la hermana de Pablo, oyendo las asechanzas, fué, y entró en la fortaleza, y dió aviso á Pablo. Y Pablo, llamando á uno de los centuriones, dice: Lleva á este mancebo al tribuno, porque tiene cierto aviso que darle.Leer más.
El entonces tomándole, le llevó al tribuno, y dijo: El preso Pablo, llamándome, me rogó que trajese á ti este mancebo, que tiene algo que hablarte. Y el tribuno, tomándole de la mano y retirándose aparte, le preguntó: ¿Qué es lo que tienes que decirme?
Entonces el tribuno despidió al mancebo, mandándole que á nadie dijese que le había dado aviso de esto.
Entonces Félix, oídas estas cosas, estando bien informado de esta secta, les puso dilación, diciendo: Cuando descendiere el tribuno Lisias acabaré de conocer de vuestro negocio.
Y Pablo, llamando á uno de los centuriones, dice: Lleva á este mancebo al tribuno, porque tiene cierto aviso que darle.
El entonces tomándole, le llevó al tribuno, y dijo: El preso Pablo, llamándome, me rogó que trajese á ti este mancebo, que tiene algo que hablarte.
Y el tribuno, tomándole de la mano y retirándose aparte, le preguntó: ¿Qué es lo que tienes que decirme?
Y los reyes de la tierra, y los príncipes, y los ricos, y los capitanes, y los fuertes, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes; Y decían á los montes y á las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos de la cara de aquél que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero: Porque el gran día de su ira es venido; ¿y quién podrá estar firme?