6 Versículo de la Biblia sobre Espíritus familiares
Versículos Más Relevantes
No os volváis a los espiritistas ni a los adivinos; no los consultéis ensuciándoos con ellos. YO SOY vuestro Dios.
No sea hallado en tu tierra quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni practicante de adivinaciones, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni fraguador de encantamientos, ni espiritista, ni mago, ni quien pregunte a los muertos. Porque es abominación al SEÑOR cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones el SEÑOR tu Dios los echó de delante de ti.
Y si os dijeren: Preguntad a los espiritistas y a los adivinos, que susurran hablando, responded: ¿Por ventura no consultará el pueblo a su Dios? ¿Apelará por los vivos a los muertos?
Y la persona que atendiere a espiritistas o adivinos, para prostituirse tras de ellos, yo pondré mi rostro contra tal persona, y la cortaré de entre su pueblo.
Y el hombre o la mujer que fuere espiritista o adivino morirán; los apedrearán con piedras; su sangre será sobre ellos.
Ya Samuel había muerto, y todo Israel lo había lamentado, y le habían sepultado en Ramá, en su ciudad. Y Saúl había echado de la tierra los espiritistas y adivinos. Pues cuando los filisteos se juntaron, vinieron y asentaron campamento en Sunem; y Saúl juntó a todo Israel, y asentaron campamento en Gilboa. Y cuando vio Saúl el campamento de los filisteos, temió, y se turbó su corazón en gran manera.Leer más.
Y consultó Saúl al SEÑOR; pero el SEÑOR no le respondió, ni por sueños, ni por Urim, ni por profetas. Entonces Saúl dijo a sus criados: Buscadme alguna mujer espiritista, para que yo vaya a ella, y por medio de ella pregunte. Y sus criados le respondieron: He aquí hay una mujer en Endor que es espiritista. Y se disfrazó Saúl, y se puso otros vestidos, y se fue con dos hombres, y vinieron a aquella mujer de noche; y él dijo: Yo te ruego que me adivines por espiritismo, y me hagas subir a quien yo te dijere. Y la mujer le dijo: He aquí tú sabes lo que Saúl ha hecho, cómo ha talado de la tierra las espiritistas y los adivinos; ¿por qué pues pones tropiezo a mi vida, para hacerme matar? Entonces Saúl le juró por el SEÑOR, diciendo: Vive el SEÑOR, que ninguna iniquidad te vendrá por esto. La mujer entonces dijo: ¿A quién te haré venir? Y él respondió: Hazme venir a Samuel. Y viendo la mujer a Samuel, clamó en alta voz, y habló aquella mujer a Saúl, diciendo: ¿Por qué me has engañado? que tú eres Saúl. Y el rey le dijo: No temas: ¿Qué has visto? Y la mujer respondió a Saúl: He visto dioses que suben de la tierra. Y él le dijo: ¿Cuál es su forma? Y ella respondió: Un hombre anciano viene, cubierto de un manto. Saúl entonces entendió que era Samuel, y humillando el rostro a tierra, adoró. Y Samuel dijo a Saúl: ¿Por qué me has inquietado haciéndome venir? Y Saúl respondió: Estoy muy acongojado; pues los filisteos pelean contra mí, y Dios se ha apartado de mí, y no me responde más, ni por mano de profetas, ni por sueños; por esto te he llamado, para que me declares qué debo hacer. Entonces Samuel dijo: ¿Y para qué me preguntas a mí, habiéndose apartado de ti el SEÑOR, y es tu enemigo? El SEÑOR, pues, ¡ha hecho como habló por mi mano! Pues ha cortado el SEÑOR el reino de tu mano, y lo ha dado a tu compañero David. Como tú no escuchaste la voz del SEÑOR, ni cumpliste el furor de su ira sobre Amalec, por eso el SEÑOR te ha hecho esto hoy. Y el SEÑOR entregará a Israel también contigo en manos de los filisteos; y mañana estaréis conmigo, tú y tus hijos; y aun el campamento de Israel entregará el SEÑOR en manos de los filisteos. En aquel punto cayó Saúl en tierra cuan grande era, y tuvo gran temor por las palabras de Samuel; que no quedó en él esfuerzo ninguno, porque en todo aquel día y aquella noche no había comido pan. Entonces la mujer vino a Saúl, y viéndole en gran manera turbado, le dijo: He aquí que tu criada ha escuchado tu voz, y he puesto mi alma en mi mano, y he oído las palabras que tú me has dicho. Te ruego, pues, que tú también oigas la voz de tu sierva; pondré yo delante de ti un bocado de pan que comas, para que te esfuerces, y sigas tu camino. Y él rehusó, diciendo: No comeré. Mas sus criados juntamente con la mujer le constriñeron, y él les escuchó. Se levantó, pues, del suelo, y se sentó sobre una cama. Y aquella mujer tenía en su casa un ternero grueso, el cual mató luego; y tomó harina y la amasó, y coció de ella panes sin levadura. Y lo trajo delante de Saúl y de sus criados; y luego que comieron, se levantaron, y partieron aquella noche.